El CD Castellón es más farolillo rojo que nunca. Ayer, cuando tenía una oportunidad inmejorable para situarse a un solo punto de la zona de permanencia y, además, comprometer a un hipotético rival directo, el Fuenlabrada, el conjunto de Juan Carlos Garrido vio como se resquebrajaba por momentos y, fruto de una pésima primera mitad, vio como el equipo de José Luis Oltra, técnico de los madrileños, se llevaba tres puntos de oro simplemente poniéndole orden y sentido táctico a su juego. Una derrota por 1-2 que pudieron ser más, ya que Álvaro Campos --que se retiró lesionado-- y su sustituto Óscar Whalley evitaron una goleada mucho más sonrojante.

Necesitaba mejorar su imagen en relación al duelo ante el Mirandés el conjunto albinegro. La notoria superioridad de los burgaleses fue tan manifiesta que urgía un lavado de cara, y los protagonistas castellonenses lo sabían. Pero ni así. Los orelluts naufragaron.

Garrido, que no pudo contar de inicio con el reservado entre algodones Marc Mateu, apostó de entrada por un dibujo atrevido y ofensivo, con Jorge Fernández y César Díaz por bandas, Rubén Díez de enganche y Cubillas como ‘9’ de referencia. Flanqueándolos, un doble pivote que se presupone de trabajo como era el formado por Carles Salvador y Bodiger.

La idea no funcionó. La medular hizo aguas por todas partes, ya que Carles estuvo muy apagado y el francés recién llegado del Cádiz mostró una preocupante falta de ritmo y un bajo estado de forma.

El duelo comenzó con un Fuenlabrada abrumador. Oltra, viejo conocido en Castalia, planteó un partido sin titubeos, a morder. Puso tres puñales ofensivos, Franchu, el portentoso Nteka y Mula, por detrás de un ariete imperial como fue ayer Kanté. Junto con el dinamismo de Pathé Ciss y Cristóbal en el eje de la medular. La fórmula fuenlabreña funcionó.

En ocho minutos, los madrileños hicieron trabajar hasta en tres ocasiones a Álvaro Campos, entrando por una y otra banda como cuchillos en mantequilla. La fragilidad defensiva y del sistema defensivo albinegros fue notable.

Y a la cuarta llegó el gol. En el minuto 8, tras una cabalgada del imponente Nteka --qué pinta de jugador de Primera que tiene--, que desbordó a cuantos rivales salieron a su caza, dio el pase atrás para la llegada desde segunda línea de Mula, que puso el interior del pie derecho a la perfección par batir a Álvaro Campos.

Si ya de por sí hacía frío ayer, Castalia y los jugadores albinegros se quedaron helados. El trabajo de ocho días se fue al garete en tan solo ocho minutos. No quedaba otra que remontar.

Pero eso no sucedió. El Castellón, pese al 0-1, seguía apático, desubicado, con las líneas demasiado distantes, la defensa muy aculada y el centro del campo... missing. Y aún así César Díaz intentó sacudirse la presión rival con un disparo que paró Belman, al que respondió Ciss con un remate dentro del área que sacó Campos.

Fueron instantes de actividad frenética con un intentó orellut de despertar. Y lo hizo gracias al gol de Bodiger de penalti tras codazo de Dieguez a Cubillas. El 1-1 llegaba en el 36, pero seis minutos más tarde, en el 42, el VAR convertía un córner en penalti por manos de Gálvez al despejar un lanzamiento rival. Nteka no falló: 1-2.

REACCIÓN ESTÉRIL / Buscó Garrido soluciones tras el descanso con la entrada de Marc Mateu, que alternó ambas bandas, por un desconocido Carles y retrasando a Rubén, que como mediocentro aporta menos, ya que defensivamente le cuesta y el equipo lo notó.

Mejoraron los castellonenses en cuanto a actitud, con Marc, César y Jorge Fernández muy activos, pero el recurso del Castellón solo fue el de centrar balones al área, muy poco bagaje para una categoría tan exigente como la 2ª A. El empate nunca estuvo cerca. Incluso el Fuenla pudo marcar dos goles más mínimo, pero Nteka falló una clarísima solo y Whalley sacó un mano a mano a Pol.