El Castellón visitó al Alcorcón después de dos valiosas victorias, sustentadas en ciertas dosis de suerte. De mucha buena suerte. Así, sobrevivió al bombardeo del Albacete y sacó petróleo contra el Oviedo (ganó sin tirar a puerta, con un autogol). Un plan que Juan Carlos Garrido repitió en Santo Domingo (incluso con el mismo once), pero que no le bastó para puntuar frente a un rival directo, con lo que los albinegros ceden ese pequeño colchón y la tranquilidad consecuente, justo antes de recibir al Mallorca (sábado a las 16.00 horas) que, como el Espanyol, va como un tiro de vuelta a Primera División.

El Castellón, aunque sigue dependiendo de sí mismo, está obligado a dar un paso al frente en las ocho jornadas hasta el final, en pos de esos alrededor de 10 puntos que le conducirían a la permanencia. Garrido prioriza taparse la cara en detrimento de los pies (léase arropar a Óscar Whalley, antes que lanzarse a un alegre ataque, hasta el punto de jugar sin delanteros puros), pero de repetirse partidos como el del lunes o, incluso, el del Carlos Belmonte o el triunfo a los carbayones, lo más probable es que esté más cerca del empate o la derrota que de sumar de tres.

Jugar a esperar

El Castellón es un equipo que ahora cede descaradamente la iniciativa al adversario, hasta el punto de que la posesión, en estos tres encuentros más recientes, haya estado entre el 33,3% del día del Albacete al filo del 40% en Alcorcón (aquí, con un tercio de partido por detrás en el marcador como elemento diferenciador con los anteriores).

En cuanto a los disparos (dentro y fuera), los guarismos son prácticamente los mismos: 16 en los dos triunfos, por los 17 en territorio madrileño, incluyendo las siete intervenciones de Whalley. Y a favor, media docena de media: 10 en Albacete, dos contra los asturianos y siete en Alcorcón.

No es extraño que el Castellón vaya a la cola en remates: promedia 6,6 por encuentro (cuenta también toda la primera vuelta, las 21 jornadas con Óscar Cano a los mandos), solo por encima del Logroñés y Albacete. También en los que han ido dirigido a los tres palos: 2,41 (repitiendo como antepenúltimo). Eso sí, han sido efectivos: 33 de los 82 bien dirigidos a puerta han acabado en gol.

Sin Mario Rosas

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Garrido no tendrá el sábado (16.00 horas), a su lado, a Mario Rosas. El acta arbitral de Prieto Iglesias explica que echó del banquillo a su segundo, en los compases finales del encuentro en Alcorcón, por «protestar de forma ostensible una de mis decisiones», debido a la tardanza de los locales a la hora de hacer los últimos cambios. Una decisión que el propio entrenador, en la rueda de prensa de Santo Domingo, consideró como «rigurosísima».

Se da la curiosa circunstancia de que el veterano colegiado navarro, en el anterior encuentro que había dirigido a los albinegros esta temporada (el 1-2 en Castalia de la jornada 9, contra el Almería), ya había expulsado a Óscar Cano, además de a Marc Mateu.