Una victoria de pico y pala. Un triunfo de equipo con mayúsculas. Tres puntos vitales para la otra Europa League, la que el Villarreal se juega vía Liga. Ayer, ante el Getafe, se sacó adelante un partido muy complicado que se había puesto arriba ante un rival que emplea sus armas como nadie y que saca un gran rendimiento a su fútbol al límite. Por eso, en las puertas de un partido histórico para el Submarino, el 1-0 sabe a gloria bendita. Y con el brillo de un golazo de Yeremi Pino, otro chico de oro de Miralcamp. No había mejor forma de viajar a Londres que con un triunfo en la maleta. La entrega de los amarillos lo merecía. 

Era una tarde de resaca europea, donde la cuestión psicológica iba a pesar más que la física, porque Emery introdujo hasta seis cambios en el once inicial que venció al Arsenal. La novedad más significativa era la titularidad de Raba y el cántabro cumplió bien. El Villarreal se asomó al partido con una versión muy lejana a la habitual. Parte de culpa también la tuvo el Getafe, fiel a su filosofía de siempre, con su estilo aguerrido, pragmático y en muchas ocasiones brusco, con reiteradas faltas que rompen el ritmo al rival. 

Al Submarino le faltaba imaginación, inspiración y clarividencia en el último pase. Entre otras cosas, la baja de Trigueros fue demasiado sensible para el juego ofensivo de los amarillos. El Villarreal presumí a de posesión de balón, con porcentajes de aplastante superioridad sobre el Getafe, pero era una pertenencia del balón inútil, que desactivaba al rival en taque, aunque tampoco estaba demasiado el equipo de Bordalás interesado en atacar en la Cerámica, pero el Villarreal no se asomaba apenas al área azulona. 

El partido era espeso y aburrido. La presión y el repliegue juntando líneas del Getafe no dejaban espacios al equipo de Emery, prisionero también de la escasa movilidad de sus delanteros y la inactividad por ambas bandas de Estupiñán y Mario. 

Chukwueze no era el jugador incisivo de los últimos partidos, aunque en una de sus apariciones conectó un tiro que batió a Dani Soria, pero partiendo en fuera de juego. El único remate a puerta que apuntó peligro fue una media volea de Capoue que Dani Soria intuyó con una buena intervención. El Geta se marchó al descanso casi indemne.  

Un rival siempre al límite

La segunda parte se retomó con el mismo escenario. El Getafe siempre al límite y el equipo de Emery sufriendo para crear su fútbol y padeciendo el juego de contacto permanente que proponía el equipo de Bordalás. No se presentaba un panorama muy halagüeño. Llegó el momento de la reacción desde el banquillo. Tres cambios de golpe para refrescar el equipo y también con el fin de introducir mordiente en ataque. Gerard, Bacca y Coquelin eran el salvavidas para aprovechar los tropiezos de la Real y el Betis, enemigos por la Europa League.

El Villarreal le metió una marcha más a su juego, sobre todo con la entrada posterior al campo de Yeremi Pino, el genio canario de Miralcamp. Avanzaba posiciones y empezaba a parecerse al equipo pujante y peligroso. A la vez, el conjunto de Bordalás perdía fuelle. Una jugada al primer toque con prolongación de Gerard Moreno hacia Bacca y pase de primeras para Yeremi, quien rompió por velocidad y en el uno contra uno a la defensa azulona y batió de tiro cruzado a Dani Soria. Un gol made in Villarreal que ponía al equipo en la pelea por la vía Liga de la Europa League. No fue el mejor partido del Villarreal pero sí una demostración de que este equipo no se rinde nunca y sabe adaptarse a todos los rivales, incluidos aquellos que renuncian a jugar al fútbol. Tres puntos de oro. El jueves, una cita histórica en Londres.