Propuesta de España

La UE vuelve a debatir la oficialidad del catalán sin nuevos apoyos

El ministro de exteriores en funciones, José Manuel Albares, presenta este martes un informe oral de progresos ante el Consejo de Asuntos Generales

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares.

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares. / EFE

Silvia Martínez

La propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez de modificar el régimen lingüístico europeo, para incluir entre las lenguas oficiales de la Unión Europea el catalán, euskera y gallego, regresa este martes a la mesa del Consejo de Asuntos Generales (CAG) que se celebra en Luxemburgo. El ministro de exteriores, José Manuel Albares, presentará ante el resto de colegas un “informe de progresos”, según consta en la agenda de la reunión, pero no se espera ninguna decisión de los Veintisiete al respecto dado que no se han despejado todavía las dudas financieras, legales y administrativas planteadas por el resto de delegaciones.

Según fuentes europeas, de la reunión sí podría salir una petición a la Comisión Europea para que elabore un estudio de impacto sobre el coste de reconocer la oficialidad de las tres lenguas. Desde que España planteará la modificación e incluyera el debate en la reunión de ministros de asuntos europeos del pasado 19 de septiembre, la situación ha avanzado poco pese al anuncio de Albares de dar prioridad al catalán -y relegar a un segundo plano al euskera y gallego- para tratar de despejar el camino a la iniciativa española. Esta línea de trabajo no ha sido incluida de momento en ningún documento, ni se ha debatido a nivel técnico en ningún grupo de trabajo del Consejo. Tampoco se ha presentado hasta ahora ningún estudio de impacto sobre el coste de incorporar las tres lenguas al régimen europeo ni ningún análisis jurídico, tal y como reclamaron la mayoría de las delegaciones en el debate político de septiembre.

De ahí que las posiciones se hayan movido poco y los gobiernos insistan en esperar “a una evaluación adecuada de las consecuencias que tendría la propuesta antes de poder tomar una posición al respecto”, explica el Gobierno sueco en el análisis previo a la reunión presentado a finales de la semana pasada ante su parlamento. En el mismo, explican que España anunció que está dispuesta a cubrir los costes de la oficialidad “pero aún no está claro cómo se regulará”. Por eso esperan que la presidencia dé cuenta este martes “de cómo avanza el trabajo para elaborar un análisis de impacto”, explican sobre una presentación que será únicamente oral y que será el primer punto en la reunión.

Más información y más tiempo

Fuentes suecas insisten que la posición de Estocolmo -como la de Finlandia y de otros tantos países- no ha cambiado: quieren más información y necesitan tiempo. “Es una cuestión muy importante que no se puede cambiar de la noche a la mañana”, sostienen. Un sentimiento que comparte el grueso de delegaciones consultadas por EL PERIÓDICO que estiman que todo sigue abierto, desde la aplicación práctica de la propuesta hasta las consecuencias legales que tendría o el impacto económico. 

“Al igual que otros Estados miembros, también esperamos la opinión legal del servicio jurídico del Consejo sobre las opciones jurídicas integrales y las consecuencias de las enmiendas propuestas, así como un análisis de las implicaciones presupuestarias y los costes que requeriría cualquier introducción de nuevos idiomas”, explican fuentes del Gobierno croata que insiste que, aunque apoyan la diversidad cultural y lingüística, necesitan tener en cuenta todos estos elementos antes de posicionarse.

Coste y precedente

Aunque nadie ha dado un portazo a las aspiraciones españolas, que ocupa este semestre la presidencia de la UE, las voces críticas en el Consejo abundan. “Mi larga experiencia me ha enseñado que no es buena idea antagonizar con la presidencia en una cuestión acalorada, tenemos otras batallas por las que luchar, pero ha habido muchos países que han hablado claro (sobre el asunto)”, asegura un diplomático de otro Estado miembro que reconoce que ha habido reacciones “por el coste y porque crearía un precedente”. 

¿Es viable entonces que España plantee la oficialidad de tres lenguas más? “Teniendo en cuenta lo que he escuchado y aquellos que han hablado, no. Y son más claros todavía cuando hablan fuera del micrófono”, reconoce la misma fuente que asume los motivos de España para perseguir la oficialidad. “Francamente, los motivos son entendibles, están vinculados a la situación doméstica, España tiene que mostrar que está haciendo todos los esfuerzos posibles para lograr el resultado. Si lo logra es una gran victoria y si no lo consigue será culpa de otro, pero lo habrá intentado”, sostiene con comprensión un alto cargo europeo.

El único Estado miembro que ha cerrado filas con Madrid y que sigue apoyando la propuesta de la oficialidad es Eslovenia. "Eslovenia apoya la propuesta. Eslovenia es uno de los Estados miembros más pequeños. La lengua eslovena la hablan dos millones de personas y entendemos el deseo de todo el mundo que habla una lengua oficialmente reconocida en un Estado miembro a ser oficial en la Unión Europea”, dijo en septiembre el secretario de estado de asuntos europeos, Marko Stucin. Esta postura, según fuentes diplomáticas, no ha cambiado.