Hay un dicho popular que afirma que: "Si quieres algo que nunca tuviste, debes hacer algo que nunca hiciste". Pues bien, esta acertada cita es ideal para entender la decisión que cambió la vida de Harriet Ryder y Mauro Gestoso, una pareja que lleva dos años afincada en Castellón y que tiene detrás una historia tan bonita como inédita.

Ambos son desarrolladores de software, él de nacionalidad argentina, y ella inglesa. Se conocieron en Inglaterra en 2016, en un curso de programación en el que estaban trabajando como profesores. Para esa entonces, Mauro, que había estudiado en la Universidad Politécnica de València, ya había acumulado algún trabajando y había vivido en Holanda.

Se casaron tres años después, en 2019, con la peculiaridad de que decidieron hacer la luna de miel en Castellón. "Sentíamos una gran atracción por la zona, Mauro tiene familia en Valencia y esto nos hizo conocer el problema de la despoblación de algunos municipios de la provincia. Nos hospedamos en La Pou de Beca, cerca de Vall d'Alba, y nos enamoramos de esta tierra", afirma Harriet.

Un sueño cumplido

Desde que se conocieron los dos compartían el sueño de irse a vivir al campo, se veían viviendo en una granja o una finca que les permitiera desarrollar un estilo de vida alejado de la masificación social. "Nos encantaba la idea de encontrar un lugar donde tener una vida más sencilla, con menos gastos, menos contaminación y donde poder llevar a cabo la permacultura", reconoce la pareja.

La permacultura es un tipo de sistema de diseño agrícola, con connotaciones -a su vez- sociales, políticas y económicas. En su base se encuentran los principios del ecosistema natural, donde se intenta seguir apropiadamente los ritmos naturales medioambientales, sin forzarlos en ningún momento. Asimismo su base es la de cuidar de la tierra, cuidar de las personas, y compartir de forma justa.

Harriet en los aledaños de su finca

Fue después de su viaje a Castellón cuando decidieron que este era el lugar idóneo para proyectar su vida. La gran cantidad de terrenos que hay en la provincia, el clima y otros muchos factores, fueron determinantes para que solo un año después de su luna de miel decidieran comprar una finca de poco menos de 2 hectáreas ubicada entre les Useres y la Vall d'Alba.

Empezar de cero

El paso más importante ya lo habían dado, ahora era momento de arrancar con el nuevo proyecto, que partía de la nada. La finca necesitaba una reforma integral, y el terreno colindante debía de ser preparado para volver a ser fértil y productivo.

La pareja haciendo trabajos de limpieza en su terreno

"Esto ha supuesto mucho trabajo, y aún nos queda más por hacer, pero no nos importa en absoluto, ya que era justamente lo que deseábamos, estamos disfrutando del proceso", aclara el matrimonio, que también confiesa que: "Nuestro objetivo sería vivir del campo, con todos los productos ecológicos, aunque es un poco complicado porque deberíamos producir mucho más y actualmente estamos los dos trabajando".

Concretamente Mauro trabaja en Mercadona, en el departamento de sistemas de la que es sin duda una de la empresas más potentes del país, y Harriet también tiene trabajo como desarrolladora de software.

Ellos mismos han instalado placas solares para poder generar su propia energia

Unos vecinos perfectos

Estos castellonenses de adopción están realmente satisfechos con los vecinos que tienen: "La gente del pueblo es increíblemente amable, nos ayuda en todo lo que sea necesario".

De hecho cuentan que se ha formado un 'work share' con gente de la zona, y cada viernes trabajan todos en la finca de una persona del grupo. "Vamos cambiando de sitio cada semana, compartiendo herramientas, comida y energía. Es genial porque nos está sirviendo para aprender mucho, hay muchas cosas que desconocemos, las instalaciones de riego y muchas otras cosas son diferentes aquí por el clima".

Un uso didáctico de las redes sociales

Cuando llegaron a estas tierras tuvieron la idea de crear un newsletter para mantener informados a sus familiares y amigos desde la distancia de como iba el procedimiento de construcción de su finca. Esto acabó derivando en la idea de ir grabando la evolución de su terreno y fue ahí cuando pensaron que quizás era más práctico hacer vlogs y subirlos a un canal de YouTube.

Lo que en un primer momento iba a ser publicado solo para que los vieran sus allegados, terminó siendo una fuente de contactos y seguidores que han ido acompañándoles en su proceso.

Hoy su canal tiene casi 5.000 suscriptores y algunos de sus vídeos superan las 25.000 reproducciones. Algo que no imaginaban ni buscaban cuando subieron el primer vídeo, pero que les a motivado más si cabe para seguir aprendiendo y aprovechar los consejos que les dan sus seguidores.