Horas antes de que Donald Trump ofreciera ayer su primera rueda de prensa en seis meses, y la primera como presidente electo de Estados Unidos, estalló otra bomba, relacionada de nuevo con el espionaje ruso. Tras una exclusiva de la CNN, diversos medios estadounidenses divulgaron que la semana pasada los servicios de inteligencia estadounidenses informaron tanto a Trump como al presidente Barack Obama de que el espionaje ruso dispone de material comprometedor sobre la vida sexual y financiera del presidente electo,.

Los servicios de inteligencia facilitaron a Obama y Trump un sumario de dos páginas que incluye referencias a vídeos sexuales de Trump con prostitutas en un hotel de Moscú durante su viaje a la capital rusa en el 2013 y alegaciones de que miembros del círculo más cercano de Trump han estado y siguen en contacto con representantes de Moscú. Esta información estaría en manos de los servicios de inteligencia rusos.

Y aunque el espionaje estadounidense no ha corroborado la autenticidad de las alegaciones, decidieron presentarlo al presidente electo porque dan credibilidad a las fuentes. Se trata de una entidad estadounidense de asesoría política dirigida por un antiguo alto cargo de los servicios de inteligencia británicos que estuvo operativo en Rusia en los años 90.

La web BuzzFeed hizo público un documento, aparentemente el referido por los servicios de inteligencia en su sumario, que da los detalles sobre el tipo de información que podrían estar manejando los rusos. Según ese documento, por ejemplo, en un viaje a Moscú en el 2013 Trump habría contratado a prostitutas para que practicaran frente a él un espectáculo de «lluvia dorada» sobre la misma cama en la suite presidencial de un hotel donde se habían alojado en un viaje oficial los Obama («a los que odiaba», según el documento). «Se sabía que el hotel estaba bajo control del FSB (una de las principales agencias de espionaje del Kremlin) con micrófonos y cámaras ocultas en todas las principales habitaciones», dice también el documento, que en unas páginas datadas el 20 de junio del 2016, antes de las elecciones, habla de «actos sexuales pervertidos» y afirma que «el heterodoxo comportamiento de Trump en Rusia a lo largo de los años ha dado a las autoridades allí suficiente material sobre el ahora candidato presidencial para poder chantajearle si deseaban».

Según se ha sabido, el documento publicado por BuzzFeed llevaba meses circulando por Washington y había llegado también a distintos medios de comunicación, que se habían resistido a publicarlo al no poder comprobar su veracidad (aunque algunos, como las revistas Mother Jones y Newsweek, hicieron referencias a su contenido poco antes de las elecciones del 8 de noviembre). Y la historia detrás del documento y los interrogantes sobre quién ha filtrado que Trump y Obama fueron informados sobre su supuesto contenido no hacen sino complicar una ya oscura trama de intrigas políticas.

Se sabe, por ejemplo, que el exespía británico que recopiló la información del documento trabajó para republicanos que se oponían a Trump y, luego, para demócratas. Y por más que nadie haya podido probar su contenido, ha sido visto tanto por periodistas como por congresistas. También se sabe que el 9 de diciembre el senador republicano John McCain, enfrentado a Trump, entregó una copia del documento al director del FBI, James Comey.

La respuesta de Trump lo hizo a través de Twitter. «¡Noticias falsas! Una total caza de brujas», escribió. Más tarde, denunció que el espionaje estadounidense jamás debería haber permitido que esta filtración llegase al público. «¿Vivimos en la Alemania nazi?», se preguntó.

También desde Rusia se desmintió la información. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha calificado la acusación de «fabricación al 100%».