Los centros de votación han abierto esta mañana de viernes para elegir un nuevo presidente en unas elecciones marcadas por la apatía de la población, que, pase lo que pase, verá cómo gana el candidato que han elegido el líder supremoAlí Jameneí, y su círculo de poder. 

En las elecciones se presentan cuatro candidatos: uno popular y con opciones reales y otros tres sin perfil público ni seguidores. Hace un mes, cerca de 600 presentaron sus candidaturas para estos comicios pero el Consejo de Guardianes, el órgano que supervisa las elecciones, sólo permitió que se presentasen siete de ellos. De los siete, tres se han retirado en los últimos días, antes de la contienda. 

Así, el ganador, muy probablemente, será Ebrahim Raisí, jefe de la justicia de Irán, ultraconservador y un fiel confidente y alumno del ayatolá Jameneí. Con su victoria, se espera que los radicales de línea dura tomen el control total del Estado iraní, en parte, gracias a la marcha de Hasan Rohaní, presidente saliente y considerado como un moderado y aperturista. En los últimos años, la tensión entre estas dos facciones dentro del Estado iraní había aumentado exponencialmente hasta llegar a finales de 2019, cuando una ola de protestas se extendió por el país. 

Se calcula que, en pocas semanas, cerca de un millar de iranís murieron en la respuesta policial. Esa ola de protestas terminó con la llegada de la pandemia hace poco más de un año.

“El día de la nación”

“El día electoral es el día de la nación iraní. Hoy, la gente está al mando. Cada voto cuenta, y nadie debe de preguntarse que qué conseguirá su voto. Este voto solo, cuando es combinado con los demás, se convierte en millones”, ha dicho Jameneí esta mañana tras votar. 

Sin embargo, los millones de votos no serán muchos. En unas elecciones presidenciales normales -y estas no lo son- la participación se sitúa siempre en torno al 75%-80% de los votos de un total de 60 millones de personas con derecho a voto. En las elecciones de este viernes, según los sondeos, solo un 40% de estos 60 millones acudirá a las urnas. De convertirse en realidad, sería el récord histórico de baja participación. La grave crisis económica potenciada por las sanciones de los Estados Unidos y la victoria asegurada de Raisí explican la alta abstención prevista.

Los centros de votación iranís tenían que seguir abiertos hasta esta tarde a las 17.00 horas (15:30 horas horario peninsular), pero las autoridades, ante la falta de votos, han extendido el tiempo dos horas más, hasta las 19:30 horas. A partir de ahí, aún podrían extenderse por unas horas más. No se espera que se hagan públicos resultados oficiales hasta este sábado por la mañana, aunque este claro que, por mucho que tarden en llegar los resultados oficiales, el ganador de estas elecciones va a ser Ebrahim Raisí.

"Le pido a todo el mundo con una opinión política que vote. Los agravios y problemas de nuestra gente son reales, pero si ellos son la razón para no participar [en estas elecciones], entonces esta razón está equivocada", ha dicho Raisí este viernes después de votar. Una muy baja participación sería vista como un daño a su legitimidad como presidente, además de, según muchos expertos, aspiraciones futuras: no son pocos los que creen que después de la presidencia, Raisí planea sustituir al Ayatolá una vez Jameneí, de 82 años, fallezca.