Reino Unido

El anuncio sobre el cáncer de Carlos III trata de romper con el secretismo habitual de la casa real británica

Más allá del aparente ejercicio de transparencia, todavía falta por conocer qué tipo de tumor padece o qué tratamiento recibirá

El Palacio de Buckingham, en Londres, este martes tras hacerse público el diagnóstico de cáncer del rey Carlos.

El Palacio de Buckingham, en Londres, este martes tras hacerse público el diagnóstico de cáncer del rey Carlos. / EFE

Lucas Font

El anuncio sobre el cáncer de Carlos III ha conmocionado al Reino Unido. Los mensajes de apoyo de los máximos responsables políticos y de la sociedad civil se han repetido en las últimas horas, con el objetivo de desear al rey una rápida recuperación y el regreso a sus actividades públicas lo más rápido posible. Pero más allá del aparente ejercicio de transparencia del monarca, quien ha optado por revelar públicamente su estado de salud, todavía faltan muchos detalles por conocer, entre ellos qué tipo de cáncer padece, qué tratamiento seguirá y dónde lo recibirá.

El primer ministro, Rishi Sunak, ha aclarado este martes que la enfermedad se ha detectado en un estado inicial. Algo a lo que ya apuntó el Palacio de Buckingham este lunes: "El Rey está agradecido a su equipo médico por la rápida intervención, que ha sido posible gracias a su reciente ingreso hospitalario", explicó la nota enviada a los medios de comunicación. El monarca, de 75 años, permaneció varios días en el hospital la semana pasada debido a una hipertrofia benigna de la próstata, momento en el que fue sometido a varias pruebas y que llevó a la detección del cáncer. Su equipo ha confirmado, sin embargo, que su enfermedad no está relacionada con este procedimiento.

Respeto a la privacidad

La revelación de esta información ha sido un gesto poco habitual en la familia real británica, rodeada habitualmente de un hermetismo aún mayor en lo que respecta a la salud de sus miembros. El palacio atribuye la publicación de estos datos a la petición expresa de Carlos III, quien ha dedicado gran parte de su vida a apoyar la lucha contra el cáncer a través de organizaciones benéficas. Su objetivo con este anuncio, explican, es ayudar a mejorar la "concienciación pública sobre todos los afectados por el cáncer en todo el mundo", además de tratar de evitar especulaciones sobre su estado de salud.

Pero a pesar de las peticiones expresas para respetar su privacidad, las especulaciones seguirán siendo inevitables, teniendo en cuenta que, a pesar del ligero gesto de apertura y de transparencia, todavía hay muchas preguntas sin respuesta. "No daremos más detalles en este momento. Su majestad está recibiendo atención especializada y espera poder reincorporarse al servicio público lo antes posible", se han limitado a decir desde el Palacio de Buckingham. En un país donde la prensa sensacionalista tiene especial relevancia, la principal preocupación es que se pueda vulnerar la privacidad del rey con la publicación de información y fotografías a lo largo del tratamiento, sin el consentimiento expreso de la casa real.

Falta de transparencia

La falta de transparencia en temas de salud con el objetivo de proteger la privacidad de los miembros de la familia real ha sido la dinámica habitual en los últimos años. El caso más reciente es el de Kate Middleton, la princesa de Gales, quien permaneció ingresada cerca de dos semanas en una clínica de Londres tras someterse a una operación abdominal. La princesa ha cancelado sus compromisos públicos hasta Semana Santa, pero a pesar de las insistentes preguntas de la prensa, el equipo de comunicación de los príncipes de Gales no ha facilitado ninguna información sobre los motivos de su intervención ni tampoco sobre el largo período de recuperación. "La princesa de Gales espera que el público comprenda su deseo de mantener la mayor normalidad posible para sus hijos y su deseo de que su información médica personal siga siendo privada", explicaron a través de un comunicado.

El secretismo también fue habitual durante el reinado de Isabel II, quien se limitó a ofrecer información sobre su salud solo cuando era absolutamente necesario, como en los casos en los que se veía obligada a cancelar compromisos públicos. E incluso en esos casos, los detalles sobre su salud y la de su esposo, Felipe de Edimburgo, siempre se mantuvieron en secreto.

El que fue secretario de prensa de la reina, Charles Anson, ha destacado que, en ese sentido, el ascenso al trono de Carlos III ha supuesto un paso hacia adelante en los temas de transparencia. "La franqueza sobre el diagnóstico es un signo de los tiempos", ha asegurado este martes a la BBC. El exasesor de Isabel II ha señalado, sin embargo, que la ciudadanía no puede esperar recibir "boletines diarios" sobre el estado de salud del monarca.

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