Cuando ganar la lotería se convierte en pesadilla: Ocho ganadores del premio que se arruinaron

Llevarte el Gordo no es sinónimo de acabar con tus problemas; es más, en algunas ocasiones sucede todo lo contrario de lo previsto

Ganar 400.000 euros es una innegable alegría, pero llevarte el Gordo de la Lotería de Navidad no implica un futuro lleno de alegrías. Como muestra, un estudio publicado hace unos años por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), el 70% de los ganadores de algún sorteo de lotería terminan arruinados en cinco años.

El hecho de verse abrumados al recibir cantidades ingentes de dinero cuando toca la Lotería, hace que muchas personas no sepan o no sean capaces de gestionar el premio, por lo que se ven abocados a deudas imposibles de afrontar.

En caso de ser agraciado con una importante cuantía económica es importante mantener la calma y no dejarse llevar por la euforia del momento, despilfarrando a manos llenas. Puede parecer obvio, pero como con los Donetes pueden salirte amigos por todas partes y es recomendable ser cauteloso para no ser estafado o coaccionado.

A continuación pasamos a detallar algunos casos de ganadores que finalmente no lo fueron tanto fruto de la mala suerte que precedió a la fortuna inicial o de las decisiones incorrectas.

Divorcio a la vista

Comenzamos con Adrian y Gillian Bayford eran una feliz pareja hasta que les tocó uno de los premios más importantes del Euromillones: 187 millones de euros. 15 meses después de ganarlo se divorciaron. Adrian se cansó de dar dinero a sus familiares y compró una casa por casi siete millones de euros que posteriormente tuvo que malvender. "El dinero hace supuestamente feliz a la gente, pero también las convierte en personas exigentes y codiciosas", confesó a Daily Mail Gillian. "He dado a mi familia dinero, casas y coches, pero siguen queriendo más".

De millonario al McDonald's

Seguimos con la historia de Luke Pittard, un británico que ganó 1,6 millones de euros en la lotería del país. Se desconoce si perdió todo lo ganado, pero lo cierto es que regresó a su anterior trabajo en un McDonald’s. Quizá echara de menos a sus compañeros, pero con una cantidad tan sustancial como la citada es más que probable que sus inversiones le dieran la espalda.

Del casino a la ruina

Evelyn Marie Adams trabajaba en una tienda de 24 horas cuando consiguió un premio de siete cifras en dos ocasiones. No gestionó bien el éxito económico, pues gastó grandes sumas de dinero en los casinos y tuvo que mudarse cansada de que sus familiares y amigos le pidieran ayuda económica. "Estoy en la ruina y tengo dos trabajos. Mi consejo para cualquier persona que gane un gran premio es que lo primero contacten con su abogado y contable", declararía posteriormente en 'The New York Post'.

Marido a la fuga

Donna Campbell, Miss Trinidad y Tobago de 1979, se quedó compuesta y sin marido después de que este, Armin Ramdass, ganara 600.000 euros junto a 16 compañeros de trabajo. El esposo ocultó esta buena noticia a su mujer, que cuando se enteró del mismo comprobó estupefacta que Ramdass se había dado a la fuga.

Alcohol, drogas y sexo: mala combinación

Michael Carroll trabajaba como basurero cuando ganó 14,4 millones. Esta cantidad podría perfectamente servirle para no tener preocupaciones económicas durante varias vidas, pero a sus 19 años decidió despilfarrar en alcohol, drogas y sexo. Diez años más tarde repartía carbón, aunque no estaba demasiado arrepentido atendiendo a sus palabras. “La gente a menudo me dice, ¿qué se siente al haber perdido todo ese dinero? Les digo que no lo perdí... ¡Lo gasté!”, declaró en The Sun.

La pérdida más inoportuna

Martyn Tott, de 33 años, ganó 4,1 millones de euros, pero perdió el décimo agraciado y denunció a las autoridades británicas. Pese a reconocer la pérdida, el plazo había expirado pues después de 30 días no hay obligación de que le paguen la cuantía del premio. El mayor premio jamás reclamado de la historia se quedó en el limbo para desesperación de Tott.

La muerte más inoportuna

Imagen de José Luis Rodrigo.

Imagen de José Luis Rodrigo.

Fallecer nunca es plato de buen gusto, pero cuando lo haces tres días después de haber ganado 800.000 euros. Esto es precisamente lo que le pasó a un comerciante de Huesca, José Luis Rodrigo, que murió el 25 de diciembre de forma repentina y se quedó con las ganas de disfrutar del premio en la Lotería de la Navidad.

Ojo con los ‘compañeros’

Americo Lopes trabajaba en 2009 en una empresa en la que compartía un décimo de la lotería MegaMillions con otros cinco compañeros. Cuando tocó el premio de 38,5 millones de dólares decidió no contárselo a los demás participantes y solicitó una baja para operarse del pie. Sus compañeros se enteraron y, tres años más tarde, un tribunal dictaminó que tenía que dar a cada uno la parte proporcional del premio.