Un año más, los castellonenses viviremos, desde el corazón y la alegría nuestras fiestas de la Magdalena. Nuestras queridas fiestas fundacionales que llegan al alma de los vecinos ‘de soca’, pero también a la de los miles de castellonenses de adopción, y a la de los visitantes.

Y es que pocas estampas son tan familiares para un ‘fill de Castelló’ y, al mismo tiempo, evocadoras y sentidas, como el reguero de gente que cada año, y sin faltar a la cita, recorre el camí dels Molins el día de la Romeria, y dirige su vista, de tanto en tanto, hacia esa referencia blanca, ese faro anclado en las estribaciones del Desert de les Palmes, que es la ermita de la Magdalena. La Romeria de les Canyes es la Magdalena. Y la Magdalena es Castellón. La unión de un pueblo que cada tercer domingo de Cuaresma regresa a la blanca ermita y se encuentra con su historia y la tradición, con ese ‘orgull de genealogia’ que describe Bernat Artola en los versos del Pregó, y que nace de manera espontánea y sincera en estos días a lo largo y ancho de la ciudad.

Con la celebración de las fiestas de la Magdalena, Castellón muestra lo mejor de sí. Una fiesta de todos y para todos, una oportunidad de saborear cada elemento que convierte a estas fiestas en algo único de lo que estamos orgullosos.

La gaiata sigue siendo el símbolo por excelencia de la fiesta. Un monumento que comienza a gestarse apenas unas horas después de que el eco del último Vitol se desvanezca de la plaza Mayor como un azucarillo. Una obra colectiva que reúne y congrega a las comisiones de sector en su construcción artesana, en ‘germandat’. Un ‘esclat de llum sense foc ni fum’ que distingue a nuestras fiestas como algo único y que reparte y lleva la luz de la fiesta a todos nuestros barrios. Un emblema para la ciudad y para todos los castellonenses.

Las 19 comisiones de sector, las collas y otros entes vinculados que trabajan durante todo el año para que las fiestas sean un éxito; las empresas e instituciones, con el Ayuntamiento de Castellón a la cabeza, que colaboran con la Junta de Festes para llenar de contenido nueve intensas jornadas, son clave para el buen devenir y discurrir de la Magdalena. Y quizá más aún en el momento que vivimos. Porque las fiestas también han sufrido las consecuencias de la recesión económica, y porque se ha logrado hacer más con menos. Y ha sido posible gracias a la ilusión, el apoyo, el trabajo, el esfuerzo económico y el compromiso de todos ellos.

Son cerca de 200 actos oficiales los que, una vez más, conforman el programa de fiestas, y cuya oferta atrae tanto a los aficionados a la pirotecnia, a la música en directo, a la gastronomía, los toros, el teatro, la danza y bailes regionales... Y tampoco falta el sentido homenaje de la ciudad a su patrona, la Mare de Déu de Lledó. Una variedad que es difícil, muy difícil de encontrar en cualquier otro lugar. Y, precisamente, este gran abanico de posibilidades que ofrece la Magdalena de Castellón es uno de sus grandes atractivos, que la definen como una fiesta de Interés Turístico Internacional. Porque son unas fiestas abiertas a todos, participativas y dinámicas, ejemplo de convivencia entre todos los ciudadanos y visitantes. Unas fiestas que son uno de los mayores atractivos turísticos de la capital de la Plana y del que todos nos orgullecemos, sin lugar a dudas.

La Magdalena de este año 2015 es la de las reinas Dunia Gormaz Campos y Cristina Batalla Serret, máximas representantes de una semana grande que ya está aquí, a la que hoy damos el pistoletazo de salida con la primera de las mascletaes que cada día llenarán de pólvora y fiesta nuestras calles. Ellas y sus respectivas cortes de honor son la representación de la mujer castellonense y del papel que también juegan los más pequeños en las celebraciones, e igualmente, se convierten en las mejores embajadoras de nuestra ciudad fuera de nuestro municipio.

Castellón entero va a arroparlas, y estamos totalmente seguros de que van a disfrutar de unos días inolvidables, al igual que lo vamos a hacer el resto de festeros.

TODO DISPUESTO // Ya está todo dispuesto, ya late el pulso de la Magdalena en Castellón. La historia se reedita y la herencia de ocho siglos de ciudad reverdece y se transmite con cada acto programado en nuestras calles, en cada rincón de nuestra ciudad. Vivamos la fiesta desde la alegría, la buena convivencia, la hermandad y el respeto. Participemos de todos los actos y compartamos ese orgullo castellonero que se renueva con cada nueva edición de nuestras fiestas. ¡Magdalena, festa plena! H