Andrea Vicente Ribes debuta en el cargo de madrina de la gaiata 4, L’Armelar, para el nuevo periodo festivo del 2020. La joven pertenece al sector desde este año, si bien compartía fuertes lazos de amistad con la comisión porque había trabajado durante cuatro años como camarera y también como monitora de los más pequeños, a quienes cogió un gran cariño rápidamente.

Los integrantes de L’Armelar consideraron que era una oportunidad para Andrea poder vivir las fiestas desde dentro y, dado que cumplía los requisitos de edad, responsabilidad y disponibilidad, depositaron su total confianza en ella, que afronta el madrinazgo con absoluto orgullo y dedicación, ya que dice que ha encontrado «una gran familia».

Andrea Vicente, de 25 años, se forma actualmente en Gestión y Administración Pública, trabaja eventualmente como monitora y estudia idiomas. Con ello, todavía tiene tiempo para la gaiata, por lo que dice que «todo es cuestión de organizarse». «Es complicado porque no se puede abarcar todo, pero a veces sorprende lo lejos que puedes llegar con predisposición y esfuerzo», manifiesta.

La joven espera con mucha ilusión la Magdalena, ya que no sabía lo que significaba pertenecer a una gaiata y le está pareciendo «muy bonito». Todo el buen sentimiento que desprende se lo agradece también a Noa Pascual, la madrina infantil, de quien dice «saber mucho más» que Alfonso y que ella. «Noa nos ha dado un máster en gaiatas, porque somos nuevos y muchas cosas no teníamos ni idea. Están siendo semanas de mucho aprendizaje», asegura la máxima representante.

Andrea Vicente define las fiestas capitalinas como «cultura, tradición e historia», y tiene muchas ganas de seguir descubriendo cosas nuevas del món de la festa. Siente predilección por la ofrenda de flores: «La comisión me invitó a participar un año en la ofrenda, me prestaron el traje y tengo un recuerdo increíble, lo viví con mucho sentimiento, igual que el resto de mis compañeros», detalla con emoción en la voz.

Si bien no conoce ni un ápice de la presentación de mañana, ella ya se siente «en familia» y tiene muy buenas sensaciones.