La definición simplista de hábito sería el resultado de una acción que se repite de forma frecuente y regular. Es decir, la conversión de un propósito o idea en una acción cotidiana y automatizada.

Los propósitos son aquellas acciones que nos planteamos de forma consciente para realizar en un futuro inmediato, generalmente suelen ser objetivos planteados de forma muy ambiciosa y pomposa. Septiembre y enero son los meses por excelencia de planteamiento de nuevos propósitos, pero como es de sobra conocido, muy pocas personas realmente acaban cumpliéndolos.

¿Por qué no se cumplen generalmente los propósitos? Suelen ser poco ajustados a la realidad. Es decir, se suelen plasmar de forma excesiva y desmesurada. Por ejemplo, ‘todos los días me voy a levantar a las 6.00 AM a correr’, o ‘todos los días me iré a caminar una hora y luego al gimnasio’.

Al ser poco realistas, las consecuencias de ponerlos en marcha suelen provocar frustración, desasosiego y obligación. Pues alguien sedentario o poco activo, es absolutamente lógico que al tercer día de cumplir su propósito se vea superado por el mismo e incluso sienta que no es capaz de realizar deporte, correr o una actividad física, cuando lo cierto es que esta premisa no es cierta; por supuesto que la persona es capaz de realizar deporte, pero ajustándolo a la realidad. Suele ir un poco en la línea del refrán ‘quien mucho corre, pronto para’.

Proponemos soluciones:

1.Agenda

Aunque pueda resultar poco moderno, el papel y el lápiz siempre ayudan a clarificar. Poner las cosas por escrito facilita el conocimiento real sobre la tarea que nos planteamos realizar. Es aconsejable anotar en la agenda con sus horarios, los tiempos laborales y/o académicos, los familiares y los de ocio. Estos tiempos son ‘sagrados’, deben cumplirse y además es muy saludable. Observa los huecos y días que tienes disponibles y ves reservando alguno de ellos para correr. Es contraproducente saturar la agenda, si por ejemplo dispones de 10 horas semanales para correr, es recomendable que empieces por dedicarle 2 ó 3 horas. El día tiene 24 horas y la semana 168 horas, por lo que realmente con una buena organización, la falta de tiempo no debería ser excusa para no correr.

2.Consenso

Es vital que consensúes con tu pareja o familia los horarios que quieres dedicar al deporte y les expliques tus propósitos y motivaciones, de esta forma conseguirás un aliado y una importante fuente de apoyo, en lugar de una fuente de conflicto. El apoyo social es uno de los condicionantes que la ciencia ha demostrado que más intervienen en consolidar el deporte como un hábito.

3.Amigos

Busca amigos o conocidos que practiquen deporte o quieran empezar, pues la interacción social y el fenómeno grupal es otro de los condicionantes que más intervienen en que un propósito inicial termine siendo un hábito. Un buen ejemplo de ello son las grupetas de ciclistas.

4.Sin obsesiones

Las personas al comenzar algo nuevo tenemos la ilusión de un niño con un juguete nuevo. Empezar algo que nos ilusiona es fascinante y muy enriquecedor, pero no es saludable que convirtamos nuestros pensamientos rumiatorios de deporte, deporte y más deporte en el eje principal de nuestra vida. Relativizar es fundamental, y hay que dar a cada actividad que realizamos su correspondiente importancia, especialmente a la faceta familiar.

La habilidad de crear hábitos saludables y positivos es posiblemente una de las cualidades más extraordinarias de aquellas personas con tesón, fuerza de voluntad y mucho criterio.

*Psicóloga Deportiva

twitter: @mvallsbarbera