Un total de 485 sanitarios jubilados conforman el potencial refuerzo en la provincia de Castellón al plan de vacunación anunciado por parte de la Conselleria de Sanitat tras mantener una reunión con los representantes de los colegios profesionales, siempre de forma voluntaria y con unas determinadas condiciones para hacerlo.

En concreto, en la provincia son 312 personas que se dedicaron a la enfermería y otras 173 a la medicina las que se encuentran retiradas y dentro del margen inferior a los 70 años que baraja el Consell para recurrir a su apoyo, con el fin de acelerar la administración de las diferentes dosis, siempre y cuando la Comunitat Valenciana haya recepcionado la cantidad suficiente.

De hecho, algunos de ellos ya han dado un paso adelante para mostrar su predisposición a sumar apoyos a la labor de inmunización. Eugenia y Consuelo son solo dos ejemplos de las 24 primeras voluntarias que forman parte de la lista de candidatas que confecciona desde esta misma semana el Colegio de Enfermería de Castellón.

En las dos, como manifiestan sus testimonios, el compromiso con la salud pública se erige como la principal motivación para conceder su ayuda, aparcando las reticencias y el temor a contraer el virus y aportando toda su experiencia acumulada a lo largo de los años en los centros sanitarios de la provincia.

«Ahora tenemos que echar una mano»

Eugenia Gordo es vecina de Vila-real y lleva dos años jubilada después de una larga experiencia como enfermera en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y los servicios de Urgencias. Ante la propuesta de volver a la actividad lo tiene muy claro: «Creo que tenemos que estar ahora para echar una mano y volver a primera línea, ya que es una situación muy excepcional».

De hecho, durante la primera oleada ya estuvo algo más de un mes en una UCI reforzando las labores cuando la saturación era notable y no le da miedo el acercamiento al virus al regresar a los centros sanitarios: «Tenemos más riesgo yendo por la calle que participando en esto, ya que no sabes cómo cumple la gente con las medidas o usa la mascarilla».

Además, destaca la capacidad del colectivo para realizar un uso correcto de los equipos de protección individual e insiste en la necesidad de sumar apoyos entre todos: «Es un escenario completamente extraordinario y si no ponemos todos los que podamos un poco de nuestra parte tardaremos mucho más tiempo en lograr superar la pandemia», insiste Eugenia completamente dispuesta para empezar a vacunar.

«Me mueven las dosis sin poner»

Consuelo Ballester, residente en Castelló, pertenece también al grupo de enfermeras jubiladas y comparte la necesidad de aportar su granito de arena en la lucha contra el covid dada su capacidad para administrar vacunas siendo su principal motivación «que hayan dosis sin poner con la situación tan grave que se está viviendo».

No obstante, aclara que su labor no puede sustituir a la de los profesionales en activo: «Si me llaman no quiero ir a quitar el puesto a nadie, primero tienen que estar las bolsas de enfermería vacías», recuerda sobre su ofrecimiento ya materializado ante el Colegio de Enfermería de Castellón.

Una vez más entre sus sensaciones no se encuentra la del miedo ante la existencia «suficiente» de equipos de protección individual en la actualidad. En este aspecto, pone de manifiesto que su colectivo «en cuestión de asepsia y desinfección somos los que más sabemos al tener bastante formación específica sobre el tratamiento del material de protección» y reitera que «para una campaña de vacunación estamos completamente preparadas», evidenciando su compromiso.