En la empresa que gestiona el aeropuerto de Castellón, Edeis, esperan para «octubre» la autorización para que puedan aterrizar aviones de más de 300 pasajeros. Este paso, afirman fuentes de la operadora aeronáutica, podría «facilitar la atracción de vuelos chárter», dado que permitiría abaratar costes a los turoperadores que deseen traer turistas hasta el recinto castellonense.

De hecho, este es el segmento al que se dirige la solicitud, ya que ninguna de las dos aerolíneas que operan actualmente en Benlloch (Ryanair y Blue Air) dispone de aviones tan grandes y hay pocas en el mundo que los utilicen con regularidad.

El logro se conseguirá cuando la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) comunique a Edeis que su certificación ha sido por fin convertida a la normativa europea. Y este es un trámite que tienen que lograr todos los aeropuertos españoles antes de diciembre. Será así, como máximo, a finales de año, cuando se tenga la autorización para el aterrizaje de estos monstruos del aire.

Aunque los trámites se iniciaron hace alrededor de un año y medio, este es un paso complejo y se ha prolongado más de lo que se preveía en un principio. Eso sí, toda la tramitación parece haber superado ya los requisitos de AESA, señalan desde Edeis.

Además de la modificación del certificado del aeropuerto castellonense, la empresa gestora ha tenido que crear un procedimiento diferente para el aterrizaje de estos aviones y pintar dos puestos de estacionamiento especiales en la plataforma, frente a la terminal de pasajeros.

ya ha aterrizado en prácticas // De esta manera, el aeropuerto seguirá siendo de clase D, aunque estará autorizado para el aterrizaje de aviones «clase E», indican las fuentes. Una aeronave de este tipo es el Airbus A-350, que puede albergar entre 280 y 366 pasajeros, según sea su configuración. Hasta ahora, el avión más grande que ha operado un vuelo comercial a Castellón es un Boeing 757 con «más de 200 pasajeros», con lo que el cambio es notable. De todas formas, el A-350 ya ha aterrizado en la pista de Vilanova d’Alcolea, aunque «en prácticas», es decir, sin pasajeros, apuntan las fuentes de Edeis.