El agua que ha caído en los últimos días en la provincia, que ha registrado precipitaciones importantes (como los 30 l/m2 que se recogieron en Montanejos el lunes), se va directamente al mar, dado que los embalses de Castellón prácticamente no pueden almacenar más agua. Solo el de Ulldecona, en el Baix Maestrat, que está al 69,5%, y el de María Cristina, que se encuentra actualmente al 75% de su capacidad, podrían almacenar más agua de la que albergan actualmente.

El presidente del Sindicat Central d’Aigües del Millars, Enrique Font, se resigna --«no podemos evitarlo, están saturados», reconoce--. Y es que los dos principales embalses de las comarcas castellonenses están a tope. El de Arenós roza los 84 hectómetros cúbicos, una cifra inédita en los últimos años y que se ha alcanzado tras ejecutar unas obras durante el año pasado, como ya informó Mediterráneo; y el de Sitjar, con más de 46 Hm3, se encuentra al 93,5% de su capacidad y no conviene llenarlo más por razones de seguridad.

Con los 159 Hm3 de agua almacenados en Castellón, «quedará una reserva importante; si llueve normal, tenemos prácticamente garantizada el agua el año que viene», reconoce Font.

caudal extraordinario // Muestra de la «situación excepcional» que vive la provincia estos días tras las lluvias de los últimos meses es el hecho de que, aguas abajo del embalse de Sitjar, el caudal del Millars es a día de hoy de 15.600 litros por segundo. La media anual del río es de 6.000 y el caudal ecológico de 1.100 litros/segundo. Así, actualmente el principal río castellonense supera en 14 veces el mínimo de agua que debe llevar en este punto.

Más cerca del mar, en la balsa de regulación de Santa Quitèria, este caudal ecológico es de «unos 200 litros», señala Font, algo que no permite al Millars llegar al mar (se reduce desde Sitjar sobre todo por las filtraciones y el agua para riego). Este es un «problema» que se debe abordar «en el próximo plan hidrológico» de cuenca, apunta Font, quien remarca el contratiempo «de las filtraciones». Pero estos días sí que consigue llegar al mar, con un caudal de unos 13.000 litros/segundo.

Además, antes de llegar al Pantanet (como se conoce a la balsa de regulación de Santa Quitèria), el Sindicat Central d’Aigües del Millars, de acuerdo con la Confederación Hidrográfica del Júcar, distribuye parte del caudal por varios barrancos de la zona para así ayudar a la recarga de los acuíferos y que estos tengan agua de mejor calidad y reservas por si en el futuro hay que echar mano de ella a través de los pozos. De todas formas, desde el Sindicat señalan que esta «situación excepcional» de tan gran aporte al mar podría acabar el viernes.