El sector del azulejo aumentó sus exportaciones aproximadamente el 2% entre enero y marzo de este año con respecto al mismo periodo del año pasado a pesar del efecto negativo del proteccionismo y el creciente coste del gas y la luz. En este sentido, el presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer), Vicente Nomdedeu, ha reclamado hoy en Madrid un estatuto de consumidores de gas intensivo, ya que el gas supone un 13 % de los costes de la industria, lo que dificulta su competitividad en el exterior.

Nomdedeu, que ha comparecido en una conferencia, destacó el crecimiento que se está produciendo en Estados Unidos (10 %) y Arabia Saudí (21 %), lo que ha atribuido a la imposición de mayores aranceles por parte de Trump o medidas "anti dumping".

En el plano europeo, el presidente de la patronal ha destacado el crecimiento del mercado del Reino Unido, lo que ha atribuido al temor de los compradores a un Brexit duro que encarezca el producto.

Las ventas internacionales supusieron en 2018 un 75 % de los ingresos del sector de la cerámica, en el que España es el mayor exportador en volumen de la Unión Europa y el segundo del mundo.

El presidente de la patronal ha mostrado su preocupación por el efecto que pueden tener la desaceleración económica mundial o las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos.

Uno de los países donde la industria se ha visto perjudicada es el mercado argelino, donde se han impuesto aranceles del 60 % al producto, lo que se ha traducido en un descenso del 83 % en las exportaciones a este país.

En el mercado español, la industria cerámica mantiene los ritmos de crecimiento del año pasado con un crecimiento del 7 % en lo que va de año.

La producción se recortó un 6 % hasta abril, pero la facturación creció gracias a la liquidación de existencias.

La industria del azulejo cerró 2018 con 3.597 millones de euros de ingresos, lo que supuso un crecimiento del 2,9 % respecto al año anterior.

Este crecimiento, no obstante, fue menor que en años anteriores y estuvo lastrado por las medidas proteccionistas tomadas en varios países y la ralentización de la economía mundial con un descenso de las exportaciones a partir de junio.

Sin embargo, el crecimiento se mantuvo sostenido por el fuerte aumento de los ingresos en España (7,5 %) hasta alcanzar 870 millones de euros.

Asimismo, se produjo una reducción del empleo directo en el 1,3 % hasta los 15.300 trabajadores