El éxodo de castellonenses al extranjero contrasta con el incremento de la llegada de inmigrantes a la provincia, lo que ha permitido, según los últimos datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE), que el número de habitantes en la provincia de Castellón frene su caída de la última década. De todos modos, la situación, según los expertos en demografía humana, resulta preocupante porque, como informó ayer Mediterráneo, durante los últimos diez años la cifra de castellonenses que han emigrado al extranjero se ha duplicado, llegando a los cerca de 12.400.

Mientras en el último año se marcharon 589 personas, jóvenes cualificados en su gran mayoría, llegaron 1.400 extranjeros, entre julio del 2017 y julio del 2018, hasta sumar 75.227 (datos más recientes del INE). En total, en la provincia residen 569.225 habitantes, frente a los 592.164 que lo hacían hace 10 años.

La caída progresiva de la población parece haberse frenado por la llegada de inmigrantes, a pesar de que el número de castellonenses que se marchan al extranjero sigue creciendo y los natalicios continúan en descenso. En el 2017, nacieron 4.770 bebes, casi 2.000 menos que 10 años antes.

LOS PAÍSES ELEGIDOS

La mayoría de inmigrantes que vienen a la provincia procede de Rumania, Marruecos o Colombia, mientras que, según el padrón de españoles residentes en el extranjero, Francia el país donde más castellonenses residen en la actualidad. Le siguen Alemania, Reino Unido, Argentina y Estados Unidos. De todos modos, resulta curioso que haya cuatro castellonenses viviendo en Nueva Zelanda o dos en Filipinas, mientras que en Arabia Saudí lo hacen 15 y en China vive medio centenar.

Se trata, en su gran mayoría, de países en los que las condiciones de vida y laborales resultan más atractivas para los jóvenes recién licenciados que buscan un hueco en el mercado laboral. De ahí que el profesor del área de Geografía Humana de la UJI Javier Soriano señale que se está perdiendo un valioso talento. Tesis que refrenda la profesora de la Jaume I del mismo departamento Ana Isabel Ejarque. «Tenemos que ser conscientes de que estamos perdiendo un importante capital humano joven muy preparado, que se marcha, en gran medida, a países europeos y no encuentran nada que les atraiga para volver», puntualiza la citada experta.

EXCEPCIONES

En este terreno, como en la gran mayoría, la excepción confirma la regla. Es el caso de aquellos castellonenses que han decidido volver a casa tras haber emigrado, al contar con una buena oportunidad laboral que les permite tener unas perspectivas de futuro. Es el caso del informático castellonense Manuel Dolz, que este curso ha regresado a la universidad en la que se formó, la UJI, tras su paso como investigador en Hamburgo (Alemania) y Madrid. Él, al igual que otros dos investigadores formados en la universidad pública de Castellón, han regresado para dedicarse a la docencia y a sus pesquisas, gracias al plan GenT de la Generalitat, puesto en marcha el pasado ejercicio.

«Yo quería volver y este programa me lo ha facilitado por completo, porque he regresado con unas correctas condiciones», señala este informático de 33 años, quien lamenta que el tejido productivo de la provincia no puede asumir a la gran mayoría de licenciados en este campo por sus características, por lo que se ven abocados a hacer las maletas para marcharse al extranjero o buscar empleo en las dos grandes capitales, Madrid o Barcelona.