Las mujeres maltratadas tardan de media ocho años y ocho meses en denunciar o verbalizar que están padeciendo violencia de género. Este alarmante dato aumenta en caso de poblaciones de zonas rurales, según el último estudio del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Esta realidad también la ponen de manifiesto las estadísticas realizadas por Centros Mujer 24 horas de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, que advierte de la «invisibilidad» de la violencia machista en las comarcas del interior de la provincia de Castellón. De ahí que hace seis meses se pusieran en marcha dos Centres Dona Rural en Segorbe y Sant Mateu. El objetivo es acercar los recursos a posibles víctimas para que den el paso y salgan del infierno en el que viven.

El Estudi de les dones valencianes a l’àmbit rural amb perpectiva de gènere El Estudi de les dones valencianes a l’àmbit rural amb perpectiva de gènereya recoge que la violencia «simbólica y el control social se intensifican en el ámbito rural. Un tema que cobra hoy especial relevancia con motivo del Día Mundial de las Mujeres Rurales. Según la Conselleria, varias causas están detrás de que las mujeres maltratadas en el interior denuncien menos. No se debe a que haya menos casos sino a las dificultades que encuentran para verbalizar el problema.

Las deficiencias en la red de transporte público y de comunicaciones, la falta de recursos económicos, los horarios de trabajo y las cargas familiares «complican el acceso a estos servicios».

«La información sobre la violencia de género no llega igual en la costa que en el interior. Se observa que hay más concienciación en entornos urbanos y más sensibilización. Por eso, nuestra presencia persigue hacer más visible la violencia de género en las comarcas del interior, animamos a las mujeres a acabar con la invisibilidad y el silencio, que es mayor en áreas menos pobladas», señala la coordinadora del Centre Dona Rural de Sant Mateu, Cristina Grimalt. «La familiaridad en los municipios pequeños es buena, pero a veces resulta un problema porque se protege al agresor, se le resta importancia. Todo el mundo se conoce y es complicado encontrar puntos de referencia. Suele haber una mayor ocultación», resalta Grimalt.

El centro de Sant Mateu ha atendido, por primera vez, a 49 mujeres, aunque solo 35 han decidido denunciar. En el caso de Segorbe, han sido 25, denunciando 15 de ellas. «Ponemos todos los mecanismos para ayudar, el sistema no es perfecto, pero los fallos son la excepción», asegura Grimalt.

Y es que la violencia de género va a más. En el segundo trimestre de este año ha habido en la provincia 412 víctimas, frente a las 398 del mismo periodo del 2018, según publicó ayer el Consejo General del Poder Judicial.