Ciudadanos (Cs) vivió ayer una jornada de sainete en Castelló, con una tensa tarde que desembocó en el registro in extremis, pasadas las once de la noche y a menos de una hora del final del plazo, de una candidatura liderada por el médico Alejandro Marin-Buck, después de que la junta local y la coordinadora provincial, Sandra Julià, rechazaran el equipo propuesto por el alcaldable designado por la dirección regional y nacional, el neurocirujano Jesús Merino. Fue el final, al menos en lo que a la propuesta para el 26-M se refiere, de una crisis con más de un mes de vigencia.

Si Julià aseguró en el momento de entregar la documentación ante la junta electoral que su propuesta es «la del partido» --solo repite el edil Vicente Vidal-- y que Merino había tenido «la oportunidad» de liderarla, el neurocirujano denunció Unas horas antes que un «grupúsculo» encabezado por la coordinadora provincial y su homólogo local, Félix del Pozo, habían «tratado» hasta poco antes de su rueda de prensa de imponerle su propia lista.

Jesús Merino, quien explicó que tras ser rechazado su equipo cuando acudió a la sede para presentarlo por la mañana, y ver «frustado» su intento de llegar a un acuerdo, regresó por la tarde acompañado de un notario para dejar constancia de una situación en la que, aseguró, no le permitieron siguiera ver los nombres de la candidatura «impuesta».

Acompañado de parte de su equipo, entre ellos, Mari Luz García, José María Perales, la pintora María Griñó, Sandra García, Cecilia Masó, Salva Vives, David Luis y Jaime Mayor, el ya excandidato de la formación naranja, «refrendado por la dirección nacional y autonómica del partido» recalcó el «intento de secuestro», finalmente materializado, de una parte de la junta local de Cs «del mandato de estas dos directivas». La situación causó un tenso enfrentamiento entre los partidarios de Marin-Buck y el secretario de Acción Institucional, Benjamín Martí, que defendía a los candidatos oficiales, que ya no son.