La Conselleria de Educación busca poner coto al absentismo escolar con un nuevo protocolo que unifica y sistematiza todas las medidas que hasta ahora venían desplegándose a través de las instrucciones de inicio de curso.

La normativa, que entrará en vigor el 1 de septiembre, obligará a los centros públicos y concertados y a los ayuntamientos a ir de la mano en la lucha contra esta lacra, no solo en materia de control y seguimiento, sino también de prevención. Esto último será obligatorio para todos los centros, no como hasta ahora.

El protocolo establece 3 niveles de abandono, de menos a más. El leve refleja entre un 15% y un 25 de faltas no justificadas, mensualmente, lo que da inicio al procedimiento; los graves, de un 25 a un 50%, y los crónicos, de a partir del 50%, que se abordarán conjuntamente entre centros escolares y consejo municipal.

Los centros deberán incluir las faltas de asistencia en la plafaforma informática Ítaca diariamente. Además, las familias recibirán cada mes el informe de su hijo.

En el proyecto educativo de centro, se deberán incluir las acciones de prevención, como tutoría entre iguales, planes de orientación personalizados, programas de transición entre etapas...

Una vez identificados los casos, habrá que verificar las causas posibles, informar a la familia o representantes, hablar con el alumno, y documentarlo. La citación a los progenitores tendrá la misión de establecer establecer el compromiso familia-tutor- alumno donde se establecerá las acciones, planificación y seguimiento de los acuerdos. Si se detecta, además, que el menor está en riesgo o de desprotección se tramitará una notificación. Si, después de todo, no se resuelve se comunicará a fiscalía, como se hace ahora.

El conseller, Vicent Marzà, resaltó que «erradicar el absentismo escolar es clave para prevenir la exclusión social y garantizar una inserción futura».