Muchos locales de hostelería volverán a levantar sus persianas y montar sus terrazas la semana que viene después de que la pandemia les obligara a echar el cerrojo a mediados de enero. Durante este tiempo, los envases y vasos de cartón constituyen la única modalidad en la que el sector ha podido seguir prestando servicio.

Y es que, algunos hosteleros han mantenido abiertas las puertas de sus locales, en parte, para atender a trabajadores o cuidar de su clientela habitual, ya que para todos ellos la calle ha sido el comedor improvisado y obligado durante este tiempo, en vocación casi de servicio público, dejando de lado aspectos como el económico a la hora de tomar esta situación, según relatan.

Es el caso de los empleados del Mercat Municipal de Castelló, a quienes bares como el Amado han tratado de que no les faltara un café caliente. "Todas las mañanas me traen mi café, ya que me pongo a trabajar a las 06.00 horas de la mañana", explica una de las trabajadoras de la despensa de la capital de la Plana, quien agradece su labor: "Así el día se me hace mucho más ameno", asevera después de recibir su desayuno en la misma parada en la que atiende a sus clientes como cada jornada.

Los sectores de la construcción o las empresas ubicadas en algún polígono también han echado en falta opciones para el almuerzo o la comida. El restaurante Pata Negra de la ciudad atiende mucho a personas de estos colectivos con sus brasas como reclamo, aunque también por seguir detrás del mostrador pese a la situación en estos momentos: "Hemos abierto para dar servicio para llevar a todas las personas que trabajan cerca en poligonos de alrededor, policías o camioneros", explica su propietario, que se sitúa detrás del mostrador desde las 07 y hasta las 13 horas, con una vez más la palabra servicio entre su principal prioridad.