¿Somos lo que comemos? Con esta frase, convertida hoy en mantra, el antropólogo Ludwig Feuerbach criticaba en el siglo XIX la visión de la iglesia de que solo se necesitaba pan y agua para vivir, porque lo único que había que alimentar era el alma. Comer ha sido históricamente una cuestión de supervivencia. Pero hoy comida y salud van de la mano. Y cada día más.

Pero, ¿qué se come en los hogares de Castellón? ¿Se consume suficiente fruta y verdura? ¿Se compra mucho congelado? A todas estas preguntas responde el último informe del Ministerio de Agricultura que concluye que el gasto per cápita en alimentación ascendió en 2016 a 1.391,3 euros al año (116 euros al mes), 59 euros menos que un año antes. De hecho, cada habitante de la provincia gasta 137 euros menos al año que la media nacional, que asciende a 1.528,4 euros.

Se gasta algo menos en alimentación pero el dinero se distribuye de otra manera. Con los años, las preferencias del consumidor han ido cambiando y, ahora, el 22,2% del presupuesto se destina a la compra de carne y embutidos, una partida que no ha hecho más que crecer. Un ejemplo: en las carnicerías del barrio o del supermercado cada consumidor de la provincia se deja 322,3 euros al año, 13 euros más que un año ante. El consumo de carne sigue mandando (las estadísticas hablan de que cada castellonense ingiere 51,9 kilos de carne al año), pero el pescado también aumenta, sobre todo el congelado. En el último año el gasto per càpita en productos del mar fue de 181 euros, seis más que en el ejercicio anterior. Pese al alza, el informe destaca que Castellón es una de las provincias donde menos pescado se consume (24,2 kilos al año por persona), dos kilos menos que la media nacional.

En lo que sí destaca Castellón es en el gasto en agua mineral. De hecho, cada habitante de la provincia gasta 23,5% más que la media nacional en la compra de agua embotellada. A esta partida se destinan 14,5 euros al año por persona. Los hogares de Castellón también compran más frutos secos, café y hortalizas.

MÁS PLATOS PREPARADOS

Pese a que las estadísticas aseguran que cada vez las etiquetas de los alimentos se leen con más atención y hay una elevada preocupación por lo que se come, en Castellón el consumo de precocinados y bollería y galletas va al alza. Un dato. El año pasado el gasto per cápita en platos preparados ascendió a 53,5 euros al año (el 3,7% del gasto total en alimentación). Un año antes la cifra ascendió a 49,3 euros, el 3,5%. Y con la bollería ocurre algo muy similar, de los 60.8 euros por persona a los 62, siempre según el Ministerio.

Mientras unos alimentos suben hay otros muchos que bajan. Es el caso de la leche y los derivados lácteos, que tras años al alza, empiezan a tocar techo. Con el pan sucede justo lo contrario. Se compra más y el gasto crece ligeramente hasta los 84,5 euros al año por persona.