El presidente de la Diputación, Javier Moliner, reivindicó este viernes la existencia de «otra forma hacer política» alejada del «circo ideológico» y con «más libertad, más inversión productiva, menos impuestos y menos burocracia». Así lo manifestó durante su intervención en el Fórum Europa Tribuna Mediterránea, celebrado en València, al que asistieron 200 representantes del mundo político, económico y civil valenciano.

Moliner desgranó su modelo de gestión ante compañeros de partido como Isabel Bonig y Begoña Carrasco, a las que ensalzó como candidatas a la presidencia de la Generalitat y la alcaldía de Castellón; y ante rivales políticos como el alcalde Vila-real, José Benlloch, con quien discrepó en muchos temas en los plenos de la institución provincial pero con quien fue capaz de llegar a acuerdos. También estuvieron el presidente de la Diputación de Valencia, el socialista Antoni Gaspar (PSPV); o dirigentes del sector económico como el presidente de Becsa, Luis Batalla; el responsable de Asociex, Jorge García, el presidente de PortCastelló, Francisco Toledo; o la directora provincial de Relaciones Externas de Mercadona, María José Sisamón.

Ante ellos, el dirigente dividió en tres ejes su actuación al frente del gobierno provincial: la eficiencia, el consenso en la toma de decisiones estratégicas y la transparencia. Del primer aspecto destacó que en ocho años su ejecutivo ha acabado con la deuda con los bancos al tiempo que multiplicaba por cinco la capacidad inversora de la Diputación hasta los 55 millones de euros del 2019.

ACUERDOS

Moliner criticó la política «cargada de prejuicios ideológicos», que «pregunta a quién votas o en qué lengua cantas» y que «quiere hacerse pequeña para tapar a la gente lo grande que es el mundo», al tiempo que puso en valor el diálogo y el hecho de que «el 80% de los acuerdos plenarios han sido tomados por consenso». A ello sumó la transparencia, de la que dijo que sirve para «acercar la gestión a los ciudadanos y a los ayuntamientos».

Esa apelación a la proximidad le sirvió para reivindicar el papel de unas diputaciones que a su entender deben ser defendidas por los constitucionalistas frente a quienes, desde el «nacionalismo», quieren eliminarlas.

El dirigente popular, que abandonará la política activa al acabar el mandato, aseguró que esta decisión fue «muy meditada» y, aunque no dio pistas sobre su futuro, sí desveló que el líder del PP, Pablo Casado, ha tratado de convencerle para seguir.

«La política es una carrera de relevos y un relevista no puede entregar el testigo desfondado, porque entonces el equipo pierde», afirmó. En el mismo sentido, reflexionó que su marcha de la primera línea es buena para la salud del sistema político, a lo que añadió que cree dejarlo tras un ciclo «completamente exitoso».

OTROS TEMAS

EXTREMA DERECHA - El dirigente aprovechó que en el turno de preguntas le preguntaron por Vox para sugerir un acercamiento entre los dos grandes partidos (PP y PSOE) que no es nuevo en su ideario. Moliner afirmó si las formaciones que ocupan la centralidad política son capaces de llegar a acuerdos «el populismo cae», pero mientras sigan «en la guerra» se alimenta que «por ambos lados aparezcan vendedores de crecepelo que dan soluciones mágicas a problemas irresolubles».

BONIG Y CARRASCO - Javier Moliner se deshizo en elogios hacia la candidata del PP a la presidencia de la Genralitat, Isabel Bonig, y hacia la candidata a la alcaldía de Castellón, Begoña Carrasco, que asistieron a la conferencia. Sobre la valldeuxense, dijo creer «de verdad» que «lo mejor que le podría pasar a los valencianos» es que fuera la próxima jefa del Consell. «Necesitamos un cambio, buscar espacios de moderación en los que la sociedad quite de en medio dogmatismos y sectarismos», indicó.

PRESUPUESTOS - El presidente de la Diputación también se refirió a los Presupuestos Generales del Estado para el 2019, que el Gobierno central presentó el pasado lunes. «La suerte es que no van a salir», manifestó, para a continuación reivindicar que la sociedad necesita una «revolución fiscal» para una bajada «drástica» de impuestos y un ajuste de la administración. Además, sostuvo que esas cuentas contienen medidas que «desbocan» el gasto público y que destruirán empleo.