El presidente de la Diputación de Castellón, Javier Moliner, señaló ayer, cuestionado por la reprobación de la que fue objeto durante la última sesión plenaria en el Ayuntamiento de Vila-real que, como «se puede comprobar en las grabaciones, no hubo tales insultos, ni de lejos», de los que se le acusa, a la vez que volvió a ofrecer su plena disposición a colaborar con el gobierno municipal vila-realense. Moliner salió así al paso de las acusaciones del equipo de gobierno de Vila-real que le había acusado de «burlarse y ridiculizar el trabajo realizado en la ciudad para presentar el proyecto con el que se pretendía optar a los fondos europeos y que, finalmente, el Gobierno denegó».

Moliner, por su parte, sí reprochó al alcalde de Vila-real y portavoz del PSOE en Diputación, José Benlloch, de «tener la lengua muy larga, el orgullo muy alto y la piel muy fina», a la hora de encajar un debate que se sucedió durante el pasado pleno de la institución provincial, «donde no se dieron los insultos, como atestiguan las grabaciones», esgrimió el presidente provincial, quien subrayó su disposición a retomar la colaboración, pese a su desacuerdo a la actitud mostrada por los representantes del gobierno municipal de Vila-real, de promover una desaprobación que no ve justificada.