El parricida Ricardo Carrascosa, quien se suicidara este martes tras asesinar a sus hijas de dos y seis años en su casa de la calle Río Adra de Castellón, asestó un total de 17 golpes a las niñas con un hacha, según ha podido saber este diario de fuentes solventes.

Así lo ha determinado la autopsia realizada por los forenses en el Instituto de Medicina Legal de Castellón, tras el doble crimen que ha conmocionado la sociedad castellonense. El parricida atacó en siete ocasiones a la más pequeña y en diez a la mayor mientras dormían. Lo hizo con un arma blanca de 40 centímetros de hoja que se encontraba sin estrenar, tal y como ya avanzó Mediterráneo.

Casi todos los golpes fueron en el cuello y en la cabeza de las pequeñas, aunque el padre también amputó varios dedos a las víctimas tras herirlas en las manos.

ENSAÑAMIENTO / El infanticida de Castellón se ensañó con las niñas y concentró sus golpes letales en partes vitales del cuerpo. La escena que hallaron los agentes de la Policía Nacional, tras fracturar los bomberos la puerta para entrar al domicilio, era dantesca. Uno de los cadáveres de las pequeñas estaba en la cama de su habitación, mientras que la otra menor se encontraba acostada en la cama de matrimonio.

No hubo posibilidad de defensa. Las víctimas estaban profundamente dormidas cuando se produjo el ataque y en sus cuerpos no se halló ningún signo de resistencia al brutal ataque.

En la espalda del doble parricida han aparecido, incluso, salpicaduras de sangre de sus hijas, lo que denota la fuerza con la que las golpeó con el hacha, según ha podido conocer este diario.

Las muestras de repulsa por uno de los crímenes más brutales que se recuerdan en la provincia se han sucedido durante toda esta semana, no solo en Castellón, sino en muchos otros puntos de España. Entre ellos, en el colegio Lope de Vega de la capital, del que las dos niñas eran alumnas. Allí, alumnos, padres y profesores se reunieron a las puertas del centro para guardar silencio por Martina y Nerea. En la pared del centro podía apreciarse un cartel en el que ponía «Siempre en nuestros corazones», acompañado de lazos morados y rosas.

El funeral de las pequeñas se celebró el pasado miércoles en el tanatorio La Magdalena, donde se ofició una ceremonia íntima y de carácter privado a la que acudieron familiares, amigos íntimos y docentes. Las dos niñas elevan a cuatro las muertes relacionadas con violencia machista este año en la provincia.