El Ayuntamiento de Castellón pondrá en marcha un plan piloto en la ciudad para controlar la población de palomas a través de productos anticonceptivos. Un método que está estudiando la Concejalía de Sostenibilidad Ambiental desde hace mucho tiempo, según apuntó la edila Sara Usó, y que también planteó a principios del pasado mes de diciembre la Asociación de Vecinos Trinidad Centro, a través de una propuesta registrada en el consistorio, como ya avanzó Mediterráneo. La idea es instalar dispensadores de maíz impregnado de sustancias hormonales que inhiben la fecundación en tres puntos estratégicos de la ciudad, donde la población de palomas es más alta. Se trata de la zona del Mercado Central, el parque Ribalta y en la plaza de la Muralla.

Usó explica que hasta el próximo mes de septiembre está en vigor el actual contrato por el que una empresa se encarga de capturar palomas para controlar la población en la ciudad. Lo que se hará, y así lo llevarán al pleno de este mes --convocado para el jueves 26 de enero-- en una moción conjunta de PSOE y Ciudadanos, es que el nuevo contrato para capturar las palomas ya incluya esta prueba piloto en Castellón con métodos anticonceptivos.

«Es un tema que nos preocupa y estamos trabajando para darle una buena solución», dice Usó.

«CUANTO ANTES» // Los vecinos de Trinidad Centro, por su parte, aplauden que el Ayuntamiento apueste por este método que ellos plantearon para frenar la población de palomas en la ciudad, aunque difieren en el tiempo. «Nos gustaría que se pusiera en marcha ya y no dejaran pasar más tiempo, porque existen ya resultados que avalan este método y porque los problemas que ocasionan las palomas son de salud pública», apunta su representante Raúl Arambul.

En este sentido, hizo referencia a una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, dictada la semana pasada, en la que se determina como «causa exclusiva» de una fibrosis pulmonar la exposición continuada al polvo en suspensión que contiene partículas de excrementos de palomas. Fue diagnosticada a una informadora turística que trabaja en la plaza Catalunya de Barcelona, «pero podría pasarles lo mismo a trabajadores de los bares y terrazas de la plaza Santa Clara de Castellón», advierte el representante vecinal.