El número de denuncias por violencia de género sumó en el 2017 un dato de récord, al alcanzar las 1.878 --un promedio de más de cinco al día-- lo que supone la cifra más elevada desde el año 2010, cuando llegaron a 1.908, según los datos hechos públicos por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. El balance del último año implica un incremento del 15% sobre el ejercicio precedente, es decir, un alza ligeramente inferior a la subida que presentan las denuncias en el ámbito nacional (+16,4%) y está también por debajo del aumento autonómico, que ha alcanzado el 17%.

Del número total, 1.687 figuran como víctimas de violencia, grupo que crece a un ritmo del 18% en el conjunto de la Comunitat, un dato que entiende como positivo el abogado castellonense que trata asuntos de este tipo, Adrián Vidal, en el sentido, explicó este lunes, de que se trata de los supuestos en los que se ha producido una sentencia firme, de modo que, según indica el letrado, ha habido celeridad en la resolución de los procesos judiciales.

En cuanto a las denuncias que presentan las propias agredidas, aumentan un 43% en el ámbito autonómico, un buen síntoma, aunque los números absolutos son aún muy bajos, ya que ascienden a 664 de un total de 22.727 en este territorio.

Vidal valora también en positivo el elevado índice de víctimas que se acogieron al derecho a no declarar, ya que, pese a ello, se produjeron condenas en la mayor parte de los casos --el 94,1% en Castellón-- gracias que tuvo que haber pruebas suficientes más allá de las testificales.

HAY MUCHO MIEDO

Lo que parece una buena noticia tiene matices, al menos desde el punto de vista de las asociaciones que en Castellón trabajan para apoyar a las víctimas de la violencia de género. Tanto desde la nueva organización en memoria de Andrea Carballo, como desde Afavir, estiman que hay mucho miedo a denunciar por múltiples razones, de modo que las cifras que se acaban de conocer suponen apenas la punta del iceberg de una grave situación social en la que abundan las mujeres que no denuncian porque no tienen independencia económica; por miedo a que empeore la agresión, o por las amenazas de que sus hijos pueden llegar a ser víctimas.

PRISIÓN PERMANENTE REVISABLE

Desde Afavir, Lucila Agredano muestra su «absoluta indignación» porque «cuando se habla de prisión permanente revisable se incluyen muchos delitos, pero no el de la mujer asesinada por su pareja».

Desde la misma organización, Félix Emilio Pérez reivindica una vez más que la verdadera solución, planteada a medio y largo plazo, pasa por la incorporación a la educación obligatoria de una asignatura especial que forme para prevenir las agresiones.

Además, insiste en que más que, al margen de la prisión permanente revisable, sería eficaz el cumplimiento íntegro de las penas, con un endurecimiento de los plazos para obtener el tercer grado y la libertad condicional para los condenados por delitos de violencia de género.