Los integristas de la paella, los guardianes de la esencia original de la receta, los intransigentes que consideran casi un delito la presencia en el arroz de alcachofa o costilla de cerdo, o quienes denunciarían en los tribunales la ausencia del garrofó o caracoles, más vale que no pidan este plato en Australia. Así lo reconoce al menos uno de los ‘chefs’ que la preparan en Perth: “Cuando vengo a Almassora mi familia me dice que mejor que no la haga, que ya cocinan ellos”. Y es que Ricardo López de Mota, que así se llama el joven cocinero, admite entre risas que su forma de preparar la paella tiene poco que ver con la de su localidad natal: “Aquí no abundan las verduras de Castellón, aunque es cierto que alguna vez he visto naranjas de la 'terreta', y básicamente ponemos lo que pillamos. La paella que más triunfa entre los australianos lleva chorizo y pollo. Les encanta”.

El protagonista de esta historia, Ricardo, repasaba siendo en un niño en su Almassora natal una y otra vez el mapamundi mientras soñaba en convertirse en un avezado explorador. Con 19 años comenzó a cumplir sus deseos viajando a Inglaterra, donde aprendió inglés mientras se mantenía económicamente cuidando a un bebé. Su siguiente escala ya fue en Australia, concretamente en Perth, donde ha pasado un año y va camino de cumplir el segundo. Se trata de la ciudad más aislada del mundo, pues la población más cercana, Adelaida, se encuentra a 2.000 kilómetros -"hasta allí es casi todo desierto y solo viven arañas, serpientes y canguros"-, pero el almassorí se encuentra allí como en casa.

"Adaptarme fue fácil por el idioma y las costumbres, ya que este es un país nuevo en el que conviven muchas nacionalidades. En ocasiones parece que estés en un aeropuerto", reconoce el joven de 22 años, que tampoco esconde las dificultades superadas: "He conocido gente increíble, pero conseguir trabajo no es fácil, vivir aquí es mucho más caro que en Castellón y en verano hace mucho calor". Además recuerda un episodio desagradable que le hizo quedarse sin ahorros hace unos meses: "Mi familia es humilde y me mantengo con lo que gano, pero un aborigen me robó la bolsa en la que tenía mi cartera, teléfono, documentos... Tuve que desplazarme a Melbourne al consulado español y me gasté todo lo que tenía".

Ricardo, que estudia marketing y redes sociales, mientras publica un blog de viajes llamada ricardoyviajar.com, aprovecha la época estival para ahorrar: "El verano empieza en octubre y dura hasta abril; ahí es más fácil encontrar trabajo". Y es que para residir en Australia, relata, “tienes que trabajar o estudiar si no vienes con una licenciatura como es mi caso”.

Volviendo a la polémica paella, lo que sí que no echa nunca a este plato, afirma, es carne de canguro, por mucha abundancia de esta materia prima que haya en su país de adopción, que la hay: "Aquí hay tres canguros por habitante. Es hasta peligroso conducir por si se meten en la carretera, pero aunque son salvajes me gusta darles de comer y les he cogido cariño, así que no me los como a diferencia de los australianos". También existen animales menos simpáticos como tiburones blancos en el mar y cocodrilos en los ríos: "Los buscan con helicóptero y cuando los ven cierran las playas a la gente. Gracias a eso apenas hay ataques". Además confirma que las playas de la menos conocida costa oeste australiana "son salvajes e impresionantes. Leí que para visitarlas todas necesitabas 20 años".

Ricardo López de Mota Montiel confirma para acabar que su próximo periplo seguirá estando lejos de Almassora, y también lejos de Australia: "Me gustaría vivir en Canadá, estoy mirando los visados que me hacen falta para eso. Quiero ahorrar un poco para seguir viajando todo lo que pueda". De hecho, al margen de los citados países ha visitado también Brasil, donde ha estado viviendo tres meses, Camboya, Tailandia... Y eso que apenas cuenta con 22 años de edad.

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