En el exterior de la iglesia de la Asunción de la Vall d’Uixó hay una inscripción que pasa de-sapercibida para quienes desconocen su existencia. Aunque es fácilmente visible. En ella se recuerda un nombre, el de Josefa Daroqui, una mujer que decidió destinar su herencia, entre otros menesteres, a finalizar las obras de la fachada del templo, allá por el año 1926, trascurridos casi tres siglos desde que se iniciara su construcción.

Llama la atención que la mayoría de vecinos desconocen este hecho, al igual que el nombre de quien se encargó del proyecto, Mariano Peset, arquitecto que también diseñó el ayuntamiento, el antiguo colegio Cervantes o el cementerio, entre otros edificios emblemáticos. Todos nombres propios que fueron esenciales para conformar la identidad de la ciudad, tal y como se conoce hoy en día, y que desde la Concejalía de Turismo, que dirige Higi Daniel, se quiere recuperar.

En eso consistirá la programación de Nits d’històries i historietes que se inauguró el viernes con un rotundo éxito de participación. Alrededor de 200 personas recorrieron una parte del itinerario del Camí de l’aigua desde una perspectiva muy distinta, la de los hombres y mujeres que dan nombre a sus calles, o que diseñaron y construyeron sus edificios.

Por ejemplo, de la mano del guía José Enrique Puchol, los curiosos no solo disfrutaron de las pinturas y esculturas del templo del Santo Ángel, también supieron que sus autores fueron dos hermanos, José e Ignacio de Vergara. Y así en numerosos rincones, como el que les llevó a descubrir que el popular Palau dels Marquesos de Vivel, en realidad nunca lo fue. Se trataba de la residencia de Rosario Sanchís Creixach, cuyo mayor mérito fue pertenecer a una familia adinerada y casarse con el heredero de un título nobiliario inesperado.