Les Penyes en Festes de la Vall d’Uixó celebraron ayer la cuarta jornada del XXXIII Concurso de Ganaderías con la participación de un hierro conocido y esperado por los aficionados, La Paloma (Alicante), que llegó al municipio con la confianza de ofrecer un buen espectáculo, a la altura, al menos, de su última participación, hace un par de años.

PLAZA SINGULAR

Los principales obstáculos a los que se enfrentan quienes cuentan con la invitación de estas fiestas para poner a prueba la bravura de sus reses no son precisamente las pirámides o los bancos propios de este tipo de eventos. Como reconoce Bartolomé Paloma, propietario de la ganadería protagonista, «la plaza de la Vall es difícil por otros motivos», como por su tamaño, mucho más grande de lo que es habitual; «el hecho de que combine la arena con una franja de asfalto y una variedad de distracciones, como la fuente», detalla.

Con todo, horas antes de su intervención, Paloma confiaba en su ganado. Algunas de las vacas son conocidas en este certamen, pero el reto lo asumía al seleccionar tres ejemplares «muy jóvenes, dos de ellos tienen cuatro años», aunque la chispa propia de este hierro se dejó sentir desde el primer momento.

Porque este profesional tiene una política de empresa clara: no contrata a rodadores para hacer trabajar sus astados. «Confío en ellos, pueden hacer cosas por sí mismos», indica, y ese es un valor añadido que el público valoró, sobre todo tras dos tardes especialmente flojas, en las que la puntuación final fue baja. Tanto Alberto Granchel como Juan José Laparte no pudieron superar los 115 puntos. La Paloma sumó 130. Se sitúa así en 2ª posición.

Por la noche se celebró un concurso de emboladores muy especial. Se medían las cuatro cuadrillas locales en activo (Els Amics, L’Embolà, Els Joves y Emboladores de la Vall), pero el momento más especial llegó con el quinto toro, un homenaje a los expertos ya retirados, que arrancó los aplausos del respetable.