El Grau busca al vecino ganador de la lotería

Los vecinos del Grau todavía desconocen quién es la persona que ha pellizcado este primer premio. Felices y nerviosos por sonreír la suerte a su municipio, los graueros apuestan para ver quién es el afortunado. «Será un vecino y se lo tendrá aún bien callado, o quizá sea uno de los turistas que se acercan a comprar a esta administración», dudan. El dueño del estanco, Francisco Maroto, todavía no ha realizado declaraciones en público. Será hoy a primera hora de la mañana cuando abra su negocio y, quién sabe, quizá se sepa la identidad de los afortunados. Por el momento, nada se sabe de los benefactores. ¿Será uno? o ¿serán varios? Maroto repartió este sábado la ilusión y la suerte, miles de euros convertidos en miles de razones para vivir y compartirlo con la familia y amigos.

Pero, ¿qué sentimos cuando jugamos a la lotería? Los vecinos del Grau responden. «Es la búsqueda de placer, el entusiasmo, sabemos que es casi imposible que toque, pero luego toca y piensas que puedes ser tú el siguiente. Es el pez que se muerde la cola, y la sensación de adrenalina nunca acaba».

Los establecimientos, residentes, Policía Portuaria... permanecen incrédulos. Y es que, todavía no se conocen los detalles de la venta ni la identidad del poseedor del boleto ganador. No hay rastro de los afortunados, pero los que allí residen y trabajan aguardan una celebración. «Esperamos brincos, alegría y alguna que otra copita de champán, este lunes o al menos esta semana». Pero no las tienen todas consigo; no es la primera vez que el Grau reparte suerte, ya el año pasado la localidad acarició un tercer premio de la Lotería de Navidad y, a día de hoy todavía se desconoce el perfil de los afortunados.

Es lo que tiene la lotería. Te acuestas un día, y al siguiente te levantas rico. Por eso se aconseja tener siempre los pies en la tierra. Existen muchos casos de ganadores que acabaron arruinando su vida. Los vecinos tienen opiniones dispares al respecto. «Si me tocara, viajaría, durante un largo tiempo y sin pensar demasiado». «Seguiría trabajando, ya me van bien las cosas, el trabajo es imprescindible». «Me permitiría lo que ahora, no me paro ni a mirar». «Vivir sin deber nada al banco ya es una lotería, no hay que ser pretencioso».

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