Son muchas las voces dentro del PSPV que le piden a Ximo Puig que suelte lastre. Ya llevamos más de media legislatura y resulta más que obvio quién le suma y quién le resta votos al actual gobierno valenciano. En ese orden de cosas, dos nombres están en boca de todos por sus constantes meteduras de pata. Se trata, como ya se pueden imaginar, queridos lectores, de Vicent Marzà y Carmen Montón.

Cada vez que uno de los dos abre la boca, sube el pan. Al bueno de Ximo le comen la oreja sus más allegados, cada día, con esta historia. Le piden que cese a ambos y ponga en su lugar a alguien que, en el punto en que estamos, por lo menos no haga el ridículo. Arreglar el desaguisado que Carmen Montón ha liado en la sanidad valenciana se considera imposible. Ha hecho tanto daño en apenas veintisiete meses que harán falta años para colocar cada cosa de nuevo en su sitio.

RESPECTO a Marzà, por mucho que los socialistas se lo quieran cargar, es de Compromís, así que no pueden tocarlo. Ximo Puig no tiene ningún poder sobre él. El conseller ha perdido dos años de su tiempo y del de todo su equipo en un decreto lingüístico cuya legalidad resulta, como poco, dudosa. Y aunque medio PSPV se lo quiere quitar de encima, no pueden ni chistarle.

*Escritor