La nueva organización del Colegio de Comisarios, propuesta por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, es, cuando menos, original e imaginativa. Parece diseñada por uno de esos coaches de mindfulness que nos aseguran que respirando profundamente y utilizando las palabras adecuadas la felicidad se puede alcanzar.

En el caso de la UE, la tranquilidad, la solidaridad y la seguridad son los objetivos y los nombres de las principales vicepresidencias, los medios para conseguirlos. En ese mismo lenguaje zen, Von der Leyen, propone con el Pacto Verde que Europa se convierta en el primer continente climáticamente neutro, ignorando que hay países que todavía no son miembros de la UE; plantea avanzar en una economía que funcione para las personas, porque se sobreentiende que, hasta ahora, solo funcionaba ¿para quién exactamente?; o el título más polémico de todos, el de la vicepresidencia de la protección del estilo de vida europeo, al mando del conservador griego Margaritis Schinas, en el que se incluye la migración con la seguridad, el empleo o la educación evidenciando la amenaza que representa la primera. Un absoluto dislate.

Es hora de reforzar la UE, pero no solo frente a la asertividad china, sino también hacia dentro, construyendo desde la coherencia, defensa del Estado de derecho y de derechos humanos.

*Periodista