La ciencia no es cosa de hombres ni de mujeres, es cosa de todos». La castellonense Alicia Felip, investigadora principal del Instituto de Acuicultura Torre la Sal, perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dio ayer una lección magistral sobre qué significa ser científica en los tiempos que corren en España a los alumnos de los institutos Penyagolosa y Sos Baynat. «Es un reto por aprender cada día, una carrera de fondo con muchos pasos a dar y obstáculos continuos, pero apasionante», explicó a su audiencia, formada principalmente por estudiantes de último curso de ESO y de Bachillerato, cara a «impulsar las vocaciones científicas, sobre todo en las chicas».

Felip, con una amplia trayectoria internacional, incluida una beca Ramón y Cajal --la de mayor rango a nivel nacional--, es una verdadera eminencia en su especialidad, la fisiología en la reproducción y la genética molecular de los peces, y una comunicadora nata, que supo explicar a su audiencia el día a día de un laboratorio y cómo es su trabajo en Torre la Sal, en Cabanes.

«La acuicultura es una área muy desconocida, pero que forma parte de nuestro día a día», explica. «Las granjas en el mar, con sus trabajos de reproducción asistida, generan muchas de las comidas que hacemos a diario, altas en proteínas, como lubina, dorada, rodaballo, salmón o trucha, que son criados con unos criterios de calidad y con precios más asequibles para llegar a todos». «A veces, en el mismo mercado, me encuentro personas que compran pollo hacinado en una granja o soja y critican el pescado cultivado, proteína pura», señala, invitando a «todo el que quiera» a visitar las instalaciones de Cabanes, para «conocer de primera mano los trabajos» que hacen allí.

La curiosidad de la ciencia

A los estudiantes, sobre todo a ellas, que copaban ayer las primeras filas del salón de actos, les anima a «conocer, a indagar, a interesarse por la ciencia, en todos sus campos, hasta ver cuál es el suyo». «A mí me ha costado muchos años, hasta 20 desde que acabé la carrera, pero ha valido la pena», señala. «Es un oficio muy sacrificado, pero es entrar en un trabajo muy dinámico, curioso, que aporta su granito de arena a la sociedad». «Animo a todas las chicas, y a los chicos, a dar el salto a un Bachillerato científico, que es el inicio de esta carrera de fondo», apostilla.

La fuga de cerebros es real

Felip también es crítica con «la falta generalizada de oportunidades», apelando a la «necesidad» de que las administraciones, autonómicas y nacionales, «apoyen más a los investigadores». Aduce que «a los científicos españoles se los rifan en el extranjero por su formación excelente, en la que se invierte mucho, pero que se deja escapar». «La fuga de cerebros en España es una realidad y se pagará caro», apostilla la experta.

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