Agradecimiento. Esa es la sensación después de una vida dedicada a la naranja desde les Alqueries. A Rafael Capella le falta poco más de un mes para cumplir 65 años. Lo hará el 7 de mayo. Ese día se jubila. Deja de ser el gerente de Agroal. Ha ocupado el cargo 43 años, con 9 presidentes. “Entré con 22 años, ya como gerente gracias a la confianza de unas personas”. Y desde entonces no las ha defraudado. Hasta conseguir que esta cooperativa citrícola se haya convertido en una de las más importantes.

Desde su despacho ha vivido en primera línea la evolución del sector. Comenzó a trabajar en Burriana, en la extinta Hijos de José Ventura Ballester. Entonces la citricultura era otro cantar. “En 1971 me compré un mini con el anticipo de cuatro hanegadas de naranjas”, recuerda. En el 73 llegó para dirigir la cooperativa San Jaime número 1 de les Alqueries: “Entonces cargábamos en el tren y solo en Burriana había 120 exportadores. Hoy hay 2 ó 3 y trabajan con más volumen” de fruta.

Después, en los 90, llegó la tristeza --“per poc se’n va el terme”, lamenta-- y el descenso en la producción hizo desaparecer empresas y cooperativas. Muchas se fusionaron. Así lo hizo la suya, que en 1996 se unió con San Jaime nº2 y con Niño Export para formar Agroal. Desde ahí, un crecimiento que solo se ha visto truncado en este siglo. Con la implantación del riego localizado a partir del año 2000 --“que ha sido bueno”, indica--, también llegó la “competitividad” de otras zonas, que hasta entonces no tenían capacidad para producir cítricos, como Murcia o Andalucía.

Y ello, unido a que los patrones amargos no aguantan la fruta en el árbol tanto como los anteriores, lo que ha concentrado la producción --“hoy el 31 de diciembre tenemos que tenerla acabada y antes aguantaba hasta febrero”--, ha motivado que la clemenules “muera de éxito”. “Cuando baje en 150.000 toneladas volverá a valer como lo que es, la mejor variedad”, vaticina. Ahora el agricultor necesita otras clases que amplíen la campaña para lograr una rentabilidad a su trabajo en el campo. Eso sí, los que lo hacen, “los que van en AVE, ganan más dinero que nunca”, asegura.

Los cambios también llegaron a la comercialización. Hoy las cadenas europeas piden unos requisitos muy estrictos para ser su proveedor. Pero Agroal los cumple. Y factura cada año 35.000 toneladas de cítricos, la mitad clemenules. Gracias a ello da trabajo a 800 personas en el grueso de la campaña y aporta ingresos a 850 socios, otra de las satisfacciones de Capella. H