La Comunitat está logrando poco a poco doblegar esta tercera ola del coronavirus, que ha asestado un duro revés a la provincia de Castellón en cuanto a número de fallecidos y contagios se refiere. La Comunitat consiguió ayer, por primera vez desde el 16 de diciembre, bajar al nivel de riesgo 3 marcado por el Ministerio de Sanidad al reducir la incidencia acumulada en los últimos 14 días a 224 casos por cada 100.000 habitantes. De esta forma, se establece un riesgo alto de contagio de coronavirus y la región abandona la zona de riesgo extremo para incidencias superiores a los 250 casos.

Además, tras semanas encabezando la incidencia acumulada en España, la Comunitat se sitúa ya por debajo de la media nacional que está en 252,19 casos en las dos últimas semanas.

En estos más de dos meses en alerta máxima, Castellón ha contabilizado 24.000 casos y 385 fallecidos, lo que supone una verdadera tragedia sin paliativos. En aquel entonces, cuando se empezaba a incrementar la curva tras el puente de diciembre debido a una mayor movilidad y contacto social, había ingresadas 119 personas, mientras que ahora esta cifra es mayor al haber 156 hospitalizados, 24 de ellos en estado crítico. De todos modos, este dato se ha reducido a más de la mitad en las últimas semanas donde llegó a situarse en más de 400, provocando una presión asistencial aún mayor a la de la primera ola.

Contagios a la baja

En cuanto a la evolución diaria de la pandemia, la Conselleria de Sanitat notificó ayer 35 nuevos casos, la cifra más baja en esta tercera ola, aunque los lunes el número de contagios suelen ser menor por el llamado efecto de fin de semana que, en la práctica, supone que se realizan menos pruebas diagnósticas. De todos modos, la tendencia generalizada es que los positivos vayan en descenso desde que entraron en vigor las actuales restricciones, como la clausura de la hostelería, el cierre del comercio a las 18.00 horas, la prohibición de reunirse con no convivientes o el cierre perimetral de las grandes ciudades los fines de semana. Será este próximo jueves cuando la comisión interdepartamental se reunirá para decidir qué limitaciones se suavizan y cómo lo harán.

Una jornada más la parte más amarga de la pandemia es la que hace referencia a los fallecimientos, seis más entre el domingo y el lunes en la provincia, lo que eleva la cifra total a 739 desde el pasado mes de marzo.

En la cara opuesta están las personas que han conseguido ganarle la batalla al virus. En los dos últimos días han sido 330 las altas dadas, lo que supone que 37.383 personas se han curado.

La Comunitat ha registrado 189 nuevos contagios, mientras que se han notificado 35 decesos. Los hospitales valencianos tienen 1.587 personas ingresadas, 22 menos que la jornada anterior.

Cuarta ola

Los indicadores que miden la evolución de la pandemia son esperanzadores porque reflejan un importante retroceso, aunque los expertos insisten en que es necesaria la cautela y lograr descender el máximo posible para intentar contener un alza de casos cuando se flexibilicen las restricciones, evitando así la dureza de una temida cuarta ola que se aventura como casi inevitable.

«Estamos recogiendo los efectos de las restricciones de la vida social, que son muy efectivas, aunque lo más recomendado es que se lograra reducir la incidencia por debajo de 100 porque tendremos que convivir con la variante británica que es mucho más contagiosa, por tanto, cuando menos propagación del virus tengamos mucho mejor», explica el presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva y Salud Pública, el doctor Juan Francisco Navarro.

La Comunitat Valenciana ha detectado 64 casos de la variante británica de los 898 positivos que se han notificado en España, según informó ayer el Ministerio.

«Esto trata de jugar al gato y al ratón, por eso, debemos desescalar con precaución y tomar decisiones con antelación y no cuando la curva está arriba del todo. La sociedad debe tener paciencia. El objetivo debe ser tener al máximo de personas vacunadas por si llega la cuarta ola», explica Navarro.

De momento, el coronavirus empieza a dar un cierto respiro a la provincia de Castellón, tras la asfixiante presión asistencial que se ha vivido en los centros de salud, los servicios de urgencias hospitalarias y las plantas de ingreso. Los datos son buenos, pero las autoridades sanitarias advierten de que no hay que bajar la guardia.