Cuando la victoria se convierte en un bien tan escaso como lo está siendo en la presente temporada no hay otro camino que el sufrimiento. Así lo está experimentando un Villarreal que tras el empate de ayer ante el Espanyol suma ya 70 días sin poder celebrar la consecución de tres puntos en la Liga. O lo que es lo mismo, siete jornadas sin ganar para explicar el por qué el conjunto groguet es, junto a su rival de ayer, el peor de lo que llevamos de 2019, adelantado por el Rayo Vallecano y ya con el aliento del Huesca casi en el cogote. Además, el Villarreal afrontará las últimas 16 jornadas, las que marcarán un futuro entre los mejores 20 equipos del fútbol español o, en el peor de los casos, teniendo que buscar el cuarto ascenso a Primera de su historia —con el agravante de taponar un posible ascenso de su filial, líder destacado del grupo III de Segunda División B—.

La novatada

Solo aquel Villarreal de Irulegui debutante en la máxima categoría acumuló más días consecutivos sin ganar en la máxima categoría. Aquel Submarino, al que la Primera División le llegó casi por sorpresa, se tiró 120 días seguidos sin ganar, desde una mágica tarde de San Valentín con el primer triunfo en la élite ante el Valencia hasta un 3-0 ante el Extremadura en el debut de Paquito, que ocupó el puesto del donostiarra, al que la larga sequía le costó el puesto. El descenso, tras un agónico play-off ante el Sevilla, fue el precio a pagar de tan prolongada crisis.

El actual Villarreal va sumando días a la ausencia de victorias. El 25 de noviembre del pasado año La Cerámica vio su primera y única victoria liguera de la temporada —el Submarino ya es el peor local de la Liga 2018/2019, incluso superado por el colista, que venció 4-0 al Valladolid el pasado sábado—. Desde entonces, nueve encuentros consecutivos de la competición de la regularidad sin triunfos: cinco empates, el último el de ayer ante el Espanyol, y cuatro derrotas (por orden, Barcelona, Celta, getafe y Valencia).

Anteriormente a la victoria 2-1 ante los verdiblancos, el equipo de Calleja ya había acumulado una considerable mala racha de 60 días sin ganar. Al 0-3 de San Mamés le siguieron seis jornadas seguidas en las que el Submarino solo fue capaz de sumar tres puntos.

Los amarillos ya han superado en el presente ejercicio otras malas rachas ilustres. En las campañas 2001/2002 y 2014/2015 el Villarreal se mantuvo 63 días sin poder celebrar un triunfo. En ambas ocasiones el conjunto groguet eludió el peligro del descenso que ahora acecha con fuerza. A Víctor Muñoz le sobraron tres puntitos en la primera, mientras que a pesar de la pájara, el equipo dirigido por Marcelino fue capaz de conseguir un billete directo para la Europa League 2015/2016.