A menudo, es más importante saber quién sabe de lo que debes escribir que saber o aprender. Es más ilustrativo acudir a los que saben, que a lo escrito con anterioridad. Y si tú hablas con uno de los grandes mitos del Dakar (no hay muchos que hayan ganado en motos y coches), entonces descubres algunas tesis que son generales y, sobre todo, aplicables a los grandes candidatos de la prueba, ahora sí, del desierto.

«Yo creo que lo importante es ser consciente de lo que uno tiene y ser muy realista. No engañarse a uno mismo. A veces los deportistas tenemos tendencia a pensar ‘Si no digo que salgo a ganar, es un fracaso’. Para mí fracaso será no haber competido bien, ni haber dado el máximo». Así hablaba, el día que partió hacia Arabia, el gran, el enorme Nani Roma, vencedor en motos y coches.

Clásico objetivo // Y así, sin duda, piensa Joan Barreda (Torreblanca, Castellón, 11 de agosto de 1983), que lleva años convertido en la gran baza, en el gran líder, en el primer piloto, bueno, este año ya dicen que no, veremos, del gran equipo oficial de Honda, que pelea y trabaja para destronar ¡menuda proeza! a la no menos poderosa (y experta) KTM austriaca. Cuenta el mismo Barreda que este año tiene, casi, por delante en su mismo equipo (Monster Energy, Honda Team) Ricky Brabec y Kevin Benavides.

Y es este año, de nuevo, cuando Barreda sale a por la victoria ansiada, soñada, aquella que, según ha relatado en más de una ocasión, le permita, dentro de unos años, poder reunirse con sus hijos y decirles «yo gané el Dakar». Y es que, en el 2019, tras empezar de forma estelar con un triunfo de etapa (suma ya 23 victorias parciales, que no es poco), en la tercera etapa se cayó por un barranco y abandonó. El año anterior (2018), su lesión de la muñeca le hizo correr mermado y también fue víctima de otra caída. En el 2017, una penalización a su equipo le dejó sin triunfo y en los dos anteriores los problemas de motor fueron su lastre.

Es evidente que Barreda piensa como Roma, es decir, acepta que no puede decir (o reconocer) otra cosa que no sea que sale a ganar. «A mí siempre me dicen que por la experiencia que tengo, tengo que estar ahí delante y hacerlo durante muchos años más».

Y, al final, tienes que asumir unos riesgos. No solo yo, también los ocho que van con opciones de ganar». Barreda, como tantos pilotos expertos en el Dakar, la prueba por la que viven y se entrenan durante meses, piensa que el día a día, incluso, sin carrera, es lo que te hace ser o no favorito. Y, sí, este año llega, cuenta, mejor que nunca y por eso prefiere no insistir en estar en el podio; bueno, ganar.