El castellonense Pablo Herrera ya sabe lo que es ganar una medalla en unos JJOO, ya que lo hizo en Atenas 2004, en su primera participación olímpica. 12 años después, el jugador de voley playa sigue en activo y afronta su cuarta cita de esta competición.

Antes de viajar a Río de Janeiro, el castellonense visitó a los alumnos de la escuela de voley playa de su club de toda la vida, el CV L’Illa-Grau. Allí le preguntaron al jugador por sus opciones en la cita olímpica. “Creo que llegamos a Río en un muy buen momento. La fase de grupos es complicada (están encuadrados en el grupo F junto a los americanos Gibb-Patterson, los austriacos Huber-Seidl y los cataríes Jefferson-Cherif), pero tenemos un poco más de experiencia que años atrás y eso nos favorece”, explica Herrera.

En esta edición, la competición está muy abierta, por eso una de las grandes esperanzas provinciales para subir al podio en Brasil se mostró cauto al hablar de objetivos concretos. “Llevamos cuatro años preparándonos para esta cita y ya estamos con ganas e ilusión de que empiecen los Juegos, pero conseguir una medalla es algo muy complicado porque hay parejas que están a un gran nivel”, justifica. Eso sí, hay algo en el fondo que le invita a soñar, por eso no duda en añadir que “es un torneo muy especial en el que siempre hay sorpresas”. “Nuestro objetivo es intentar dar la campanada”, sostiene. Sin presiones, Herrera aspira, como mínimo, a encontrarse bien sobre la arena y disfrutar en la competición. H