El Villarreal vuelve al estadio de la Cerámica tres meses y una semana después del traspié ante el Leganés. Todo será diferente, porque este nuevo fútbol sin duda lo es. Las gradas estarán llenas de groguets virtuales, pero el partido se disputará a todos los efectos en un campo neutral, con el corazón de mucha gente acompañando al equipo de Calleja, pero desde sus casas. Es el gran efecto colateral que el covid-19 ha dejado al fútbol.

El regreso del Submarino fue con buen pie en Balaídos. Mucho mejores las sensaciones que el resultado final. Buen fútbol, ocasiones, equilibrio táctico, seguridad defensiva y competitividad ante un Celta empequeñecido por el equipo amarillo,

Calleja tiene previsto efectuar cambios en el once, aunque ayer tarde no dejo muchas pistas en el ensayo a puerta cerrada en Miralcamp. Su gran reto ahora es la regularidad y que su equipo siga manteniendo esa línea de competitividad mostrada en Vigo.

POCOS CAMBIOS // El técnico tiene previsto efectuar cambios en el once. No será una revolución pero al margen de la entrada en el once de Manu Trigueros por Iborra, quien será baja por acumulación de tarjetas, se intuyen tres o cuatro más con la idea de dosificar esfuerzos cara al siguiente partido del viernes en Granada. Se da por segura la entrada de Rubén Peña, quien podría sustituir a uno de los dos laterales, ambos a un excelente nivel en Vigo, pero es necesario dar descanso a algún jugador de la zaga, incluso sin descartar a un central.

En el centro del campo, al margen de Trigueros, es posible que Samu Chukwueze salga de inicio por Cazorla o Moi, Y arriba, la entrada de Bacca, que ha vuelto en un gran estado de forma, es otra de las posibilidades. Al margen, el hecho de que se puedan efectuar cinco cambios, como ya se demostró ante los vigueses, otorga mas posibilidades para dosificar esfuerzos como ya demostró con una buena gestión del plantel el técnico amarillo.

El cuadrado mágico de Calleja fue una de las situaciones tácticas que mejor funcionó en Balaídos. La movilidad de Cazorla y Moi, mas liberados del trabajo defensivo por los dos mediocentros, que también participaron mucho en el juego de ataque, se convirtió en un elemento clave para desarbolar al Celta y generar un gran número de llegada a la portería gallega.

El Villarreal apenas sufrió y una de las claves fue la buena gestión de la posesión de balón, minimizando las pérdidas, y la excelente canalización del juego que empezaba en la primera línea de creación con Pau y Albiol a un notabilísimo nivel.

El Mallorca llega a Vila-real como uno de los peores visitantes de LaLiga. Solo ha sumado un triunfo fuera, ante el Eibar (1-2), y dos empates contra el Betis (3-3) y el Celta (2-2). Pero los rivales que peor se le dieron a los amarillos antes de la suspensión fueron, precisamente, los de la parte de abajo de la tabla.