Cuando cualquier aficionado vea la alineación de la República Checa que se medirá hoy con España fijará su atención en dos nombres: Petr Cech y Tomas Rosicky. Mientras Cech sigue firme bajo palos del Arsenal, Rosicky solo ha jugado 19 minutos, en la Cup, además de cuatro partidos con el filial gunner. Las lesiones han amargado al talentoso mediapunta, que rescindió su contrato, pero no piensa retirarse.

Estuvo a punto de hacerlo después de un año parado. Lo tenía decidido hasta que una ayuda inesperada le hizo cambiar de opinión. “Recibí muchos apoyos, pero lo que más me impactó fue el mensaje de un niño que estaba en un campamento de Siria. Decía que una de las esperanzas que le quedaban era verme jugar de nuevo. Me conmovió y me inspiró para no rendirme y seguir luchando para no despedirme del fútbol sentado en un banquillo”, recuerda el capitán.

Y ahí estará hoy Rosicky para enfrentarse a una de las selecciones que más admira. “En mi historia he jugado con Cesc, Cazorla... Siempre me he entendido bien con ellos porque me gusta su estilo. España ha cambiado pero es la favorita. Es un placer verlos”, cuenta el alma máter de un bloque que nada tiene que ver con la subcampeona de 1996 o la semifinalista del 2004. H