El entrenador del Real Betis, Quique Setién, admitió ayer, en la víspera del choque ante el Villarreal, que sus jugadores «están afectados físicamente y en el aspecto anímico» por las «secuelas del partido» perdido «contra la Real Sociedad» el jueves (2-1).

El cántabro advirtió sobre el encuentro de esta noche que «ante el Villarreal será un partido complicado», porque «en esta Liga, nadie gana fácil» y los amarillos llegan «en una situación incómoda. Por ello querrán sumar para verse desahogados y a su vez, alejarse del descenso».

El técnico verdiblanco es consciente de que «las expectativas que se habían creado no se están cumpliendo», porque el Betis está alejado de la zona europea, «pero quedan ocho partidos por disputar», en los que tiene «confianza en unos jugadores que lo van a hacer bien» y además tienen «capacidad para ganarlos todos».

Setién, que anunció la vuelta a la convocatoria del lateral zurdo Junior Firpo, lesionado hace dos meses, lamentó que «dar trescientos y pico pases» en Anoeta «no fue suficiente para ganar», aunque esa cifra demuestra que «el equipo no se ha caído», pese a que le «falta ese punto de agresividad» necesario para «crear ocasiones».

Ante las críticas hacia él, el santanderino no quiso pronunciarse sobre su futuro.