Basándose en un patrón de juego colectivo y en una gran disposición de todos sus elementos al trabajo, el Sparta se presenta como un equipo correoso, incómodo, que sabe cómo cortar los circuitos de juego al rival al que envuelve defensivamente y le crea confusión. Prioriza ser efectivo en las áreas; concentración, intensidad y practicidad en la suya, y selectivo en sus llegadas implacables a la ajena.

El bloque excelentemente dirigido por Zdenek Scasny quiere más posesión en su condición de local, manejando el contrataque como visitante. Muta su sistema según el rival. En Roma, ante la Lazio, se estructuró bajo el sistema táctico 1-3-4-1-2, con el objetivo claro de mantener un buen balance entre las fases ofensivas y defensivas. En Krasnodar, también en Europa League, jugó así de inicio, alternando con el 1-4-2-3-1.

Cuando recupera el balón el equipo inicia la transición defensa-ataque mostrándose como un bloque muy vertical, en una búsqueda rápida de sus avanzados para que estos descarguen de cara a los jugadores que se incorporan. Juega a pocos contactos y construye en terreno rival un fútbol de combinación que se acelera en los metros finales.

Si suben los carrileros un pivote siempre guarda el sitio para garantizar el equilibrio del juego. En la fase defensiva, cuando el rival posee el esférico, los carrileros repliegan hasta la última línea incrustándose en ella.

SE REPLIEGA Y PRESIONA // En campo propio realizan presión activa en zonas cercanas y alejadas del balón para ahogar la progresión rival, con marcas muy constantes. Apuesta por el equilibrio y la solidez defensiva. Intenta que nunca le sorprendan en inferioridad numérica en su última línea de resistencia, manteniendo un buen número de efectivos por detrás del balón. El Sparta explota al máximo sus virtudes y sabe cómo anular las del oponente. Ante todo prioriza no quedar descuadrado defensivamente con un buen repliegue intensivo.

Tras ello, invita al rival a salir y de esta manera aprovechar los desajustes y los espacios por lo que su juego de ataque es simple y muy directo: balón largo del portero dirigido al primer atacante o a los extremos.

Si juega con el veterano Lafata en punta los extremos son los principales abastecedores; Dockal tiene más tendencia interior y asociativa y busca posiciones desde las que ensayar su gran golpeo con ambas piernas y Krejci juega más cerca de la línea de cal con atención a las llegadas por sorpresa del polivalente Frydek. Lafata no tiene el recorrido que ofrece Fatai, más versátil y peligroso atacando los espacios desde lejos. El lateral Zahustel también apoya la jugada hasta muy arriba. Atrás simplifica mucho su juego y no hay aventuras individuales que comprometan al conjunto; el meta Bicik es fiable y Brabec lidera con solvencia la zaga.

En su aventura europea, al Sparta le está saliendo todo de cara; materializando el 90% de sus ocasiones cuando se expresa ofensivamente y sus rivales han desperdiciado lo que ha concedido. Está jugando con 13 ó 14 hombres que se conocen a la perfección y su buena dinámica colectiva ha conseguido igualar las mayores capacidades técnicas e individuales de sus adversarios. H