Ya decía Paco Alcácer que las cosas no se estaban haciendo bien a orillas del Turia. Tampoco había que ser adivino para captar esa sensación de terremoto en un club en constante ebullición. Tras cuatro jornadas, el diagnóstico no puede ser peor. El Valencia es el colista tras ser el único que no ha sumado ni un punto, cosa que no ocurría desde 1999. Entonces, el cuadro de Héctor Cúper se rehizo y acabó, incluso, jugando la final de la Champions (2000). Ahora se piensa ya en la destitución del técnico Pako Ayestarán.

Concluido el encuentro ante el Athletic con otro batacazo (2-1), antiguas glorias como Mario Alberto Kempes se ofrecían ya como relevo. En todo caso, el choque del jueves ante el Alavés se presenta como un final para Ayestarán, que se ve con fuerzas. “No tengo que pensar en mi futuro, solo en revertir la situación y trabajar para levantar el ánimo de los jugadores y ganar el próximo partido”, aseguró. La crisis parece insostenible y el club ya busca recambios para el técnico que sucedió en marzo a Gary Neville.

Las Palmas, Eibar, Betis y Athletic se aprovecharon de un equipo en llamas que no ha digerido las bajas de Alcácer, Mustafi y André Gomes. Los jugadores están desquiciados y el vestuario es demasiado joven. La plantilla ideada por García Pitarch y el superagente Mendes, no está equilibrada. La estructura, con la presidenta Layhoon Chan al frente, se tambalea mientras Peter Lim, el máximo accionista, asiste a la caída libre desde Singapur. H