Huele la pólvora. Se otea el humo. Se escucha el estruendo. Mestalla albergará una mascletà en pleno mes de febrero como escenario de la semifinal de Copa en la que el Valencia peleará con el Barça por la codiciada plaza en la final, que sería la quinta consecutiva de los azulgranas y la primera de los blancos en diez años. «Eso no significa que tengan más ganas que nosotros; nuestra motivación no es menor que la suya», avisó Ernesto Valverde de la caliente noche que se avecina.

El 1-0 de la ida alimenta las expectativas de un Valencia que ve asumible remontar esa mínima diferencia, sobre todo al abrigo de los suyos. El club ha rebajado dos veces el precio de las entradas para que no quede vacía ninguna de las 50.242 butacas del viejo estadio, que el 20 de mayo cumplirá 95 años desde que fue inaugurado. Hoy vibrará como un adolescente con el bombeo de adrenalina que insuflará la grada.

Mestalla ha renacido. Estará en plena combustión, en un brutal contraste con el tanatorio que fue en la semifinal de hace dos años cuando recibía al Barça: la ida del Camp Nou se había saldado con la masacre del 7-0. El ambiente se prevé tan hiperventilado ahora que Marcelino, el entrenador local, tuvo que apelar al raciocinio para aminorar el pulso cardiaco. «Que lo emocional no pueda a la inteligencia», pidió con contenida pasión. «Emocionalmente va a ser súper intenso. Hay que jugar con el corazón y con la cabeza también; es indudable de que si no defendemos extraordinariamente bien no vamos a pasar», explicó Marcelino. El equipo no pasa por su momento más dulce: lleva cinco derrotas consecutivas.

BAJAS Y DUDAS / El Valencia recupera jugadores respecto a la ida, pero ha perdido a Andreas Pereira por la entrada de Sergi Roberto. «Fue fortuita, como la de Neto a Godín», aclaró Valverde, que espera recuperar a Piqué, lesionado ante el Espanyol, pero a quien se vio en el último entrenamiento. No adelantó quién será el sustituto si no está disponible. Pero a Valverde, lo que realmente le preocupa son «los recursos» del Valencia para adaptarse a las circunstancias y modificar su estilo según le convenga. A Marcelino le preocupa Messi. «Sólo me gustaría que no estuviera un futbolista pero por el bien del espectáculo va a estar y el resto, aunque son muy buenos, no son definitivos», comentó.