El clásico siempre es un clásico, y aunque -aparentemente- el del domingo era descafeinado, ha producido un ruido que llega al partido de esta noche, de nuevo en el Camp Nou, frente al Villarreal, aplazado en su día por la final de la Copa del Rey. Ernesto Valverde recalcaba ayer la necesidad de pasar página tras la polémica y se centraba en el primero de los tres encuentros que les restan para cerrar una histórica Liga sin conocer la derrota, para lo cual ya anunció rotaciones.

Valverde advierte que aunque la visita del conjunto amarillo «no genera la expectación que siempre genera un clásico», el Barça se enfrenta «a un equipo que está haciendo una gran temporada y que todavía no tiene matemáticamente resuelta su clasificación para jugar en Europa la próxima temporada», indica.

«COSQUILLEO» // El extremeño considera que, para él, la cita supone un plus: «Me he enfrentado varias veces al Villarreal con cierto cosquilleo por haber estado allí aunque, evidentemente, nunca es lo mismo que cuando visite San Mames». Sobre el pasillo del Submarino, el entrenador azulgrana es claro. «¡Uf! Hay que ver lo que estiráis la cuerda, ¿eh? Aún sigue, no se acaba nunca. Deberíamos pasar página, de verdad; espero que no volvamos a la cuestión con el Levante», constata.

No piensa reservar a nadie, en este «gran y hermoso objetivo» que es acabar el campeonato sin perder. «Si reservo a alguien, es porque venimos de un clásico muy duro donde jugamos medio partido con uno menos», puntualiza. Ni ha recibido (ni piensa atender) llamadas de seleccionadores mundialistas que le pidan descanso para sus estrellas. «Quiero que mis jugadores se comporten, ni más ni menos, como lo han hecho durante todo el año, ejemplarmente», subraya. «Que mantengan el nivel de competitividad de costumbre, pues saben que no hemos acabado aún nuestro trabajo», destaca. «Debemos demostrar que tenemos una costumbre adquirida: ganar todos los partidos», reclama. «O intentarlo siempre», matiza.

Poco a poco, Valverde se va soltando, pese a su arranque poco halagüeño (la venta de Neymar y el pobrísimo papel en la Supercopa de España que el Real Madrid le arrebató sin despeinarse). El doblete ha mitigado la inesperada debacle de Roma, donde el Barcelona desperdició un 4-1 y volvió a quedarse fuera de las semifinales de la Champions.

«Lo mejor de ser entrenador del Barça es que no tienes tiempo para pensar en lo que te ha ocurrido, en lo que suena, en lo que sucede. Ganas, te estiras y ¡boom!, se produce el incendio. El día a día te come. Pero, bueno, si el presidente dice que ha sido una temporada excelente, mejor. Yo creo que ha sido una gran temporada, a excepción de la noche horrible de Roma. Pero, ya sabéis, el Barça trata de ganarlo todo», analiza Valverde del ejercicio.