Los problemas están para solucionarlos, no para crearlos. Es la máxima a la que se ha agarrado Javier Calleja desde que asumió la dirección técnica del Villarreal, que este domingo (16.15 horas, beIN LaLiga) visita al Celta en Balaídos. Las lesiones, las sanciones y la no recuperación de un jugador muy importante como Bruno han ido alterando la dinámica de un equipo que, a pesar de todo, ha ofrecido una buena imagen en el terreno de juego, no traducida en resultados en los últimos cuatro encuentros.

El entrenador del Submarino nunca ha esgrimido un discurso derrotista, ni tampoco se ha amparado en las excusas. El caso más curioso llegó con la visita del Barcelona. Mientras el rival lamentaba la ausencia de Iniesta, el técnico amarillo, con un equipo muy menguado por las ausencias y una citación plagada de futbolistas del filial, mandó un discurso positivista y se dedicó a idear una fórmula con la que solventar las bajas con eficacia y, a la vez, contrarrestar el gran potencial del conjunto azulgrana. Y le fue todo muy bien... hasta la desafortunada expulsión de Raba en el minuto 64. Hasta ese momento, el Villarreal tuvo más opciones de ganar que el Súper Barça, y Messi apenas apareció en escena.

LA IDEA // Hoy, en Vigo, al Villarreal se le presenta una situación similar. Bacca es el único delantero disponible... y entre algodones, porque apenas ha podido entrenar con normalidad. Víctor Ruiz, además, también sufre molestias que no le han permitido ejercitarse durante los últimos días. El eje de la zaga y el ataque son las dos demarcaciones que más preocupación le han generado al madrileño. Todo apunta a que ambos forzarán para jugar, porque sin Sansone ni Bakambu en la delantera, ni Bonera y Semedo en la parte central de la defensa, no queda otra que arriesgar. Al margen, Calleja medita un sistema de juego parecido al que utilizó ante el Barcelona. El 1-4-3-2-1 con el colombiano como referente arriba, con Soriano y probablemente Fornals por detrás; más Rodrigo, Trigueros y Castillejo como la línea de tres centrocampistas.

La recuperación de Cheryshev deja más alternativas, porque la expulsión de Raba limitaba las opciones en el banquillo de Balaídos, en el que se sentarán Chuca, Pau, Ramiro Guerra y Mario González, cuatro futbolistas del filial, junto a Barbosa, Rukavina y el internacional ruso.

Con todo, el Submarino intentará romper una racha negativa de cuatro jornadas sin conocer la victoria, en las que solo se ha sumado un punto. En este caso, los números no reflejan la realidad de un Villarreal que ha tenido posibilidades de ganar en todos y cada uno de esos encuentros, pero que ha pagado el pecado de la falta de experiencia y la juventud.

Mientras Calleja espera que los Reyes Magos le concedan el regalo que mandó por carta, que no es otro que la recuperación de todos sus efectivos, los suyos buscan enterrar su mal fario y mantener la buena línea de juego, aunque corrigiendo los errores que han lastrado al Submarino, que volverá a utilizar la fórmula Barça.

No hay mucho margen de error para continuar en zona europea, uno de cuyos rivales puede ser el Celta, que llega sin las bajas por sanción de Hugo Mallo y de Iago Aspas, que suma nueve goles.