En su tradicional mensaje navideño, el rey Felipe VI llamó a desterrar la «exclusión» de Cataluña y pidió respeto a la pluralidad para que la sociedad «recupere la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo».

El Monarca inició su alocución admitiendo que el 2017 ha sido «un año difícil» para la vida en común de los españoles, «sobre todo por la situación en Cataluña», a la que se refirió de manera amplia y directa.

En sus primeros minutos, el Rey animó a sacar pecho por todo lo conseguido en los 40 años de democracia, en los que a su juicio se ha construido una España «abierta», que respeta las «diferencias», la «pluralidad» y la «diversidad», con un espíritu «integrador». «Hay que reconocer que no todo han sido aciertos; que persisten situaciones difíciles y complejas que hay que corregir, y que requieren de un compromiso de toda la sociedad para superarlas», admitió antes de señalar que es necesario seguir construyendo esa España «que debe ilusionar», «mejorándola, actualizándola».

El jefe del Estado, que el 3 de octubre, dos días después del referéndum independentista, tomó la palabra para pedir al Estado que asegurara el «orden constitucional» ante la «deslealtad» de la Generalitat, defendió la madurez de la democracia española, donde cualquier ciudadano puede defender sus ideas «libre y democráticamente», pero no imponerlas «frente a los derechos de los demás». Cuando eso ocurre, avisó, la convivencia «se deteriora y luego se hace inviable».

Fue en ese contexto cuando el jefe del Estado se refirió directamente a las elecciones al Parlament del jueves pasado, donde volvió a salir una mayoría independentista en escaños y no en votos. Sus representantes, afirmó, deben afrontar ahora «los problemas que afectan a todos los catalanes, respetando la pluralidad y pensando con responsabilidad en el bien común de todos».

El jefe del Estado aseguró que el nuevo camino que ahora se abre «no puede llevar de nuevo al enfrentamiento o a la exclusión», porque generan «discordia» e «incertidumbre», sino que debe conducir a la recuperación de «la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo». En este punto, Felipe VI hizo referencia al impacto de la deriva soberanista en la economía catalana y reclamó la necesidad de trabajar para que «renazca» el «prestigio y la mejor imagen de Cataluña».

Otros temas

El Rey dedicó los últimos minutos a otros seis asuntos que comentó de manera sucinta. Empezó por la situación de la economía y el empleo, que en su opinión han mejorado «sustancialmente», aunque destacó la necesidad de que aumenten el número de puestos de trabajo «estables» y de afrontar las diferencias sociales. Con el segundo asunto volvió de nuevo a Cataluña. El terrorismo yihadista golpeó en Barcelona y Cambrils, una lacra contra la que hay que luchar, dijo, desde la unidad democrática, la firmeza del Estado de Derecho y la eficacia de la cooperación internacional.

La corrupción sigue siendo, como recordó, una de las principales preocupaciones de la sociedad, que demanda «las medidas necesarias para su completa erradicación». Pasó a Europa y a la «encrucijada histórica» en la que se encuentra. Ahí sí pidió que España «recupere» el protagonismo en el «proyecto europeo. Respecto al cambio climático, uno de los asuntos internacionales del año por el desplante de Donald Trump a los compromisos de París, Felipe VI reclamó una implicación mayor. «Debemos ser muy conscientes de ello e implicarnos todos mucho más», declaró.

Y se guardó como último tema la violencia machista. «Es una lacra inadmisible que nos hiere en nuestros sentimientos más profundos y nos avergüenza e indigna», se quejó antes de instar a lograr mayor concienciación social.