El diseño de Podemos como máquina electoral para el asalto a los cielos implicaba dejar para más adelante cuestiones de fondo que quedaron durmiendo en los cajones de lo pendiente a la espera que terminasen los comicios, seis, en los dos años de existencia del partido. Una de esas grandes necesidades estriba en situar a las mujeres en el vértice de la organización, para que la lógica de funcionamiento haga real lo que ya preconiza el mensaje podemista en su programa. Y un aviso a los malpensados: esta voluntad es previa a los incidentes del Círculo (agrupación) Joven de Madrid, donde tras la denuncia de cinco mujeres de haber sido acosadas y agredidas, el partido expulsó fulminantemente a cuatro militantes.

Ahora que la izquierda populista entra en el “carril lento” y decide repensar cómo ha de ser en el nuevo ciclo político que aborda ya desde dentro de las instituciones, las mujeres de Podemos han decidido que el compás de espera ha terminado. Preparan unencuentro este otoño en Madrid con las responsables de Igualdad de todas las autonomías y los círculos feministas para definir propuestas concretas que llevarán a la Asamblea Ciudadana de principio de 2017. En ese cónclave, los morados votarán un nuevo proyecto político, elegirán a su dirección y es en ese congreso en el que las mujeres de Podemos quieren que se valide su apuesta parafeminizar el partido. La reclamación es una cuestión de principios. Pero además podría ayudar a subsanar uno de los mayores problemas a los que se enfrentan: las mujeres les votan en torno a cuatro puntos por debajo de los hombres, una brecha inexistente en otras fuerzas políticas y que, en su principal adversario, el PSOE, se invierte.

MUCHAS EN LAS BASES, POCAS EN PUESTOS DE SALIDA

La feminización de la política es algo a lo que los líderes de Podemos vienen aludiendo de vez en cuando en sus mítines sin que nadie haya llegado a concretar exactamente en qué se traduce. Sin embargo, la responsable de Igualdad, Clara Serra, apunta algunas de las claves que se abordarán en otoño. Necesitan más mujeres en primera fila, dice. De los diecisiete secretarios generales autonómicos (SGA), solo cinco son mujeres. Recuerda que hay una importante presencia femenina en las bases del partido, pero por educación, las dificultades de conciliar y las estructuras patriarcales de la sociedad, no se atreven a dar el paso a lugares de más visibilidad.

En Podemos todos los órganos son paritarios y se confeccionan las listas electorales con el sistema de cremallera -un hombre, una mujer, alternativamente- pero, admiten, no es suficiente. Los rostros de mujeres con más peso son Irene Montero, jefa de Gabinete de Pablo Iglesias, y Carolina Bescansa, responsable de Análisis, pero aún así, el partido sigue adoleciendo de un carácter marcadamente masculino, con un liderazgo fuerte que ejercen el secretario general y el número dos, Íñigo Errejón.

FORMAS DE LIDERAZGO

Para Serra el otro gran eje de la feminización son las formas. Frente a las actitudes de altivez y soberbia que se desprenden de liderazgos masculinizantes, ella apuesta por mostrar una “actitud de escucha”, y cita como referentes de este estilo a Ada Colau (quien criticó a Iglesias por su “arrogancia”) y Manuela Carmena, las alcaldesas de Barcelona y Madrid. “Muchos políticos se empeñan en demostrar que son fuertes, que lo saben todo, que están seguros de todo y creen que pierden legitimidad si preguntan. Pero en realidad ese liderazgo es débil. Escuchar al adversario, asumir la posición de ser convencido, te permite una inmensa capacidad de aprendizaje y eso te concede mayor fortaleza”, opina.

La tercera clave que apunta la responsable de Igualdad hace referencia a la necesidad de que las relaciones con los otros partidos sean “menos bélicas”, especialmente en los asuntos que atañen a las mujeres. Serra explica cómo la llegada de diputadas jóvenes a los parlamentos ha supuesto una sacudida a un mundo “diseñado por señores para señores” y defiende una suerte de “alianza” improvisada que han tejido aquellas que se han visto atacadas por actitudes machistas, más allá de las pertenencias partidistas. “No es solo que te defienda Ada [Colau] o Rita [Maestre] con quienes tienes sintonía política, sino también [Begoña] Villacís o [Inés] Arrimadas [de Ciudadanos]. Comienza a haber una alianza entre mujeres sin que estén por delante las siglas”, defiende.