Eran las 3.30 horas del pasado domingo. Jacaranda estaba realizando una de las tradicionales rondas de mayo en la calle Pelayo. Ante la queja de una vecina, “que salió al balcón gritando que no eran horas de cantar”, los miembros de la agrupación subieron al domicilio de la joven a quien estaban dedicando sus canciones. Ya en la casa, apareció un furgón y un coche de la Policía Local prohibiendo a la rondalla seguir con su música, pese a contar con autorización expresa de la concejala de Fiestas de Castellón para poder realizar la serenata.

Los miembros de Jacaranda no ocultan su malestar. “Enseñamos a los agentes el documento firmado por Sara Usó, por el que se nos autoriza la realización de esta actividad, que no fue aceptado por los agentes, que se aferraban al cumplimiento de la normativa municipal de ruidos”, como explica Dani Iturralde, componente del grupo Jacaranda.

Mostraba su decepción por lo ocurrido: “En ningún momento se apeló al sentido común”. “De entrada, decir la Policía Local a la vecina de que no era una tradición de Castellón y que no éramos una orquesta, y que estos agentes no hicieran caso al documento, que avala la excepción en la normativa, y que puede ser de mayor rango que la misma, por no hablar de la exagerada presencia de un furgón y un coche policial para realizar esta acción”. H